Fumata blanca. El 4 de abril, el alcalde Enrique Maya formuló las palabras mágicas y confirmó el deseo más anhelado por los pamploneses, pamplonesas y los miles de visitantes que la ciudad acoge del 6 al 14 de julio. "Ya no hay vuelta atrás, tenemos lanzador del Chupinazo y cartel de la Feria del Toro. Esto ya está, ha sido terrible y vamos a disfrutar como nunca de estos Sanfermines", señaló Maya. La arenga del alcalde ha surtido un efecto inmediato: los hoteles rozan el lleno y la mayoría de los bares del Casco Viejo no admiten más reservas para el tradicional almuerzo del día 6. Almorzar en San Fermín, misión imposible.

Chez Belagua

Con los clientes de siempre

Los huevos fritos, el jamón con tomate y la txistorra son una cita marcada en rojo en el calendario y los establecimientos gozan de una clientela fiel que repite año tras año. El Chez Belagua, en Estafeta, no da ni la opción de reservar. "Desde hace doce años, no abrimos el almuerzo al público general porque llenamos con los clientes sanfermineros de siempre. No nos fallaron ni en 2020 ni en 2021", asegura Juan Carlos Oroz, encargado de la sidrería y asador. Los comensales, unos 80, son tan asiduos por el local que casi no hace falta ni confirmación. "Tienes un trato cercano, celebran aquí los peldaños de la escalera y otros rituales. Les ves todos los meses y cuando se acerca la fecha preguntas cuántos van a ser ese el día 6 y ya está", explica.

Huevos fritos, chistorra, panceta, jamón, croquetas, callos y gazpacho del Redín.

Gastrobar El Redín

El 2 de enero se abre la veda

El gastrobar El Redín, en la trasera del Ayuntamiento, también posee unos 'parroquianos' leales y desde enero no queda ni una mesa libre. "Antes, cogíamos reserva cuando terminaban de almorzar y se iban al Chupinazo. Pero, desde hace varios años, abrimos el libro de reservas el dos de enero. Ese día no para de sonar el teléfono y casi siempre te llaman las mismas cuadrillas, amigos de entre 30 y 40 años", indica Mariví Agudo, del Redín. Para la comida del día 7 también están completos y confían en que la buena tendencia se alargue el resto de San Fermín: "Va más despacio. Se suele activar a partir de Semana Santa". Para las fiestas, el local pone a pleno rendimiento el comedor de la planta baja y cuentan con un aforo de 70 comensales.

La Mandarra de la Ramos

Las reservas de 2020

Caridad Goicochea, dueña de La Mandarra de la Ramos de San Nicolás, también ha colgado el cartel de 'completo' para el 6 y la comida del 7, aunque las llamadas no cesan. "La gente empezó a preguntar en marzo y les tuve que decir que no porque habíamos guardado las reservas de los Sanfermines de 2020", comenta Caridad, que, por si acaso, realizó una ronda de confirmación. "Aceptaron todos. No hemos podido coger a gente nueva. Tengo clientes que no han dejado de venir a almorzar desde que abrí hace catorce años", remarca la dueña de la Mandarra, que cuenta con dos comedores y un aforo de 90 personas.

Una cocinera de El Temple posa en el interior del establecimiento, en la calle Curia, con un plato de callos.

El temple

Aperitivos y moscovitas

El teléfono de El Temple, en la calle Curia, tampoco ha parado de sonar. "Cuando ya hay certidumbre -por las palabras de Maya-, la gente se lanza a reservar", opina Maite Fernández, una de las tres socias del bar-restaurante, que durante las fiestas no da comidas y prioriza "el aperitivo fuerte. Somos un bar de fritos -el moscovita, el buque insignia- y tenemos una cocina pequeña. En San Fermín solo atendemos la barra para dar un buen servicio", explica.

Oreja y Askartza

Jóvenes y gaiteros

El Oreja, en la calle Jarauta, dará un solo turno, acaparado por clientes de toda la vida. "Almorzarán unos 50. Son dos comedores pequeños y tenemos una columna en medio que nos quita espacio", apunta Luis. En estos últimos dos años, "con este desastre", en referencia a la pandemia "ha habido bajas", lamenta, pero también se ha producido una "pequeña renovación" y cuentan con algunos jóvenes a partir de 25 años. "Pero formales eh, no montan bulla. No es el chaval que viene con la litrona y la esconde debajo de la mesa. No es mi hijo", bromea. Al final de la calle, ya en San Lorenzo, José Antonio Monreal recibirá a los gaiteros municipales. "Estamos pared con pared con el local donde ensayan. Hay mucha relación porque es el bar más cercano que tienen", asegura el dueño del Askartza.