En un día gris y lluvioso, el frontón Burunda de Altsasu se llenó ayer de color y alegría con la fiesta Sortzen de las escuelas de Sakana, el plan B para esta celebración itinerante por una escuela pública, euskaldun, diversa e innovadora que comenzó su andadura hace 11 años. Era el turno de Zelandi, la escuela de Altsasu. Pueblo de acogida, uno de sus tesoros es la diversidad, según destacó la directora del centro, Amaia San Roman. “Esto nos enriquece y al mismo tiempo nos lleva a compartir nuestra lengua, nuestra cultura y nuestra identidad euskaldun con todos y todas”, observó. Si bien la meteorología no se apuntó a la fiesta, los organizadores se mostraban contentos. “El objetivo era sacar la escuela a la calle pero no ha podido ser y ha tenido que ser a cubierto. Con menos espacio pero se ha podido llevar adelante la mayoría de las actividades programadas”, señaló Asier Urretavizcaya, de la apyma.

Lo cierto es que el alumnado de las escuelas de Sakana es de procedencia diversa, tanto en las grandes como en las pequeñas. Prueba de ello es la de Iturmendi, con poco más de 20 niñas y niños, algunos son originarios de Rumanía, Argentina, Marruecos y Blangadesh. Así, mostraron algunas características de la cultura de estos países con diferentes talleres. En el caso de Rumanía fue de martigus, una medalla o tarjeta de buena suerte que se da en las fiestas del Martisor para dar la bienvenida a la primavera el uno de marzo.

Casualidad, ayer era el Día de la Escarapela, símbolo nacional argentino. Por ello, hubo un taller de escarapelas, que se realizaron sobre chapas con los colores de la bandera de este país, azul y blanco. Según explicaron, el origen de este símbolo tiene dos versiones. Y es que la primera milicia urbana de Río de la Plata, los patricios, la utilizó en 1806, durante las invasiones inglesas. Cuatro años después, en mayo de 1810, se la pusieron un grupo de mujeres para mostrar su adhesión a la revolución de independencia del reino español. De Marruecos hubo un taller de mosaicos y no faltaron tatuajes de henna ni bindis, el punto rojo en la frente donde según dicen está el sexto chakra. También hubo talleres culinarios, como el de la escuela San Donato de Etxarri, dónde los txikis pudieron elaborar arepas, tortas realizadas con harina de maíz precocida que recordaban a los talos. Pero a diferencia de éstos, se abrían a modo de bocadillo para acompañarlos con txistorra o chocolate. Mientras, en el txoko de la escuela Uharte Arakil enseñaron como hacer un wari, ajedrez africano, con una caja de huevos, diferentes talleres que pusieron el foco en la diversidad. También hubo parchis colaborativo y juegos de idiomas electrónicos. Por otro lado, la asociación Biak Bat mostró como se trabaja con los perros de ayuda y también del cuidado que necesitan los animales. El colofón de la mañana fue un espectáculo del carnaval rural de Altsasu con momotxorroak, sorgiñak, akerra, juantranposo y golda, que ayer mostraron su cara amable. Incluso bailaron un zortziko al que se unieron muchas personas.

Tras una comida popular que reunió a 343 comensales, la fiesta continuó por la tarde con la banda Haize Berriak, Trasteando, Etorkizuna Dantza Taldea, Imanol e Iñigo Goikoetxea, espectáculo de la escuela de danza de Irantzu González y el grupo de rock La Estufa. Asimismo, los payasos Kiki, Koko eta Moko presentaron su último espectáculo en Iortia.

NUEVE ESCUELAS En la comarca hay nueve herri eskolak, en Irurtzun, Uharte Arakil, Lakauntza, Arbizu, Etxarri Aranatz, Iturmendi, Urdiain, Altsasu y Olazti. Todas forman parte de Sortzen, organización de la red pública que aglutina a todos los estamentos educativos. Según señalan desde esta asociación, estos centros se encuentran sumidos en profundas reconversiones pedagógicas. Entre éstas destacan el trabajo cooperativo, el método Montessori, comunidades de aprendizaje y el proyecto Dumas además de otros proyectos pedagógicos, científicos y tecnológicos.