más de 11.000 kilómetros de su pueblo, en Ancud, la capital del estado chileno de Chiloé, hay una calle que recuerda a José Manuel Goikoetxea Askorbe (Altsasu 1951 - 2012) un veterinario y político cuya trayectoria cuesta resumir. Y es que estuvo en primera línea en momentos decisivos, al principio en la cooperativa Lurgintza y después en el Gobierno Vasco; primero como viceconsejero de Ganadería y Pesca (1980-1988) y después como titular de la consejería (1988-1995). También pasó por la alcaldía de Altsasu (1991-1995) y el Parlamento de Navarra (1999-2003), hasta que dejó la vida pública en 2003 para dedicarse a Iparlat y diferentes proyectos en Chile. Lo cierto es que en Chiloé realizó una gran labor para mejorar las condiciones de vida e impulsar el desarrollo sostenible de esta isla, tanto en el sector lácteo, con la puesta en marcha de Surlat, como en el agroturismo.

De esa calle en Ancud toma el título el libro editado por Fundación Instituto Kaiku para la Salud para rendir homenaje y poner en valor la figura de Fardel, el apodo que le puso a aquel chaval desgarbado María Lete, la abuela de Unai Hualde, presidente del Parlamento de Navarra. "Es el fruto de un trabajo coral", señalan sus autores: Jon Gurutz Gómez Goikolea, Luis Miguel Macías Pereda y Luis Javier Telleria Orriol. El libro ha sido posible gracias al empeño que un grupo de amigos lanzó hace un par de años de "reivindicar la figura del que fuera un gran emprendedor, un innovador irrepetible y una buena persona", según señalan. "Era un hombre al que animaba una profunda vocación social y un compromiso de largo alcance con la sociedad en la que vivió y el país del que se sentía miembro", inciden. "El libro pretende ser un homenaje a la deuda que tiene Euskadi, y sobre todo el sector primario, y la reivindicación de un gran profesional", subrayan.

A lo largo de 201 páginas y 31 capítulos, en euskera y castellano, el libro hace un recorrido sobre la figura de Goikoetxea. Un relato lleno de proyectos basados en el federalismo, participación, innovación y tecnología; pero también con una mirada a su lado humano, un retrato intimista de un camino que se articula con testimonios de personas que trabajaron codo a codo en estas diferentes etapas de una vida intensa que acabó el 11 de septiembre de 2012 a causa de un tumor cerebral.

Años decisivos

En primera línea

"Fardel fue actor de la transformación del sector agropecuario vasco, ayudaba a sumar conocimientos y voluntades para sacar adelante un sector que estaba herido de muerte", señalan los autores. Esta era la principal conclusión de un estudio realizado por la economista Miren Etxezarreta en los 70, años en los que el medio rural vasco experimentó el mayor retroceso económico y demográfico de su historia. Frente a la pujanza de la industria, entre 1950 y 1975 el sector primario experimentó el mayor retroceso económico y demográfico de su historia, unos años en los que su población pasó del 10% al 4% sobre el total del censo en un contexto de crisis de la agricultura y el baserri como unidad de producción. No en vano, los agricultores, aún siendo dueños de su propia explotación, obtenían rentas medias de menos del 50% de las que se podían obtener en un empleo industrial. Además, las dinámicas sociales e incluso ideológicas caminaban en otra dirección. El sector primario estaba asociado a retraso y para progresar en la vida había que salir del mundo rural. Así, eran pocos los jóvenes que apostaban por continuar al frente de las explotaciones agrarias.

Las conclusiones del estudio de Etxezarreta no podían ser más pesimistas. "El caserío camina hacia su extinción", se decía. "La viabilidad económica es un problema irresoluble y sólo la ideología y la militancia rural pueden permitir que la agricultura vasca cuente con empresas agrícolas". En un momento en que no había instituciones autonómicas, Etxezarreta apostaba por articular una acción conjunta entre baserritarras e instituciones que diese prioridad a la mejora de la comercialización de los productos, la tecnología y el capital humano. Asimismo, instaba a que las administraciones públicas desarrollasen centros regionales de investigación y difusión del conocimiento además de promover un sistema de trabajo empresarial.

Pero también se apuntaban algunas fortalezas, la existencia de un activismo cultural y social y el protagonismo activo de un grupo de curas que catalizaba exitosas experiencias de asociacionismo.

Puesta en marcha

Asociacionismo

Goikoetxea era uno de los que pensaba que para revertir esa situación era necesario añadir ciencia, tecnología e innovación a la actividad cotidiana del baserri con el fin de incrementar el valor añadido. Así, fueron tomando forma diferente proyectos desde el asociacionismo. Es el caso de la cooperativa ganadera Lurgintza, Aberekin para la mejora genética, el Instituto Lactológico de Lekunberri y sobre todo la DO Idiazabal, un proyecto que se gestó con el fin de dar un salto en calidad para ganar posiciones en la cadena de valor y cambiar la mirada hacia el mundo rural. Además, logró implicar al Gobierno de Navarra y promover una denominación única. Así, en 1987 se fundó el Consejo Regulador de la Denominación del Origen del Queso Idiazabal. Después fue la Artzain Eskola de Arantzazu para capacitar a los jóvenes en la profesión de pastor y también para dignificar la profesión.

Lo cierto es que le tocó vivir momentos decisivos, como la entrada en la Comunidad Económica Europea y la integración del sector del País Vasco en esta institución en unos años en el que el 70% del presupuesto comunitario lo consumía la política agraria. También vivió en primera línea la escisión del PNV y fue uno de los dos consejeros del Gobierno de Garaikoetxea que no dimitieron. También fue responsable del Plan Estratégico Rural Vasco y de la creación de la empresa pública Mendikoi.

Agrupación Alsasuarra

Alcaldía

Goikoetxea compatibilizó la consejería del Gobierno Vasco con la alcaldía de Altsasu desde 1991 y hasta 1995, en ambos casos. Concurrió como cabeza de lista de la Agrupación Alsasuarra, formada por afiliados del PNV, EA y EE así como independientes. Y sumando fuerzas logró echar de la alcaldía al PSN después de dos legislaturas con Emilio Boulandier al frente del Ayuntamiento de Altsasu, desde 1983 a 1991. Si bien el PSN fue el partido más votado con cinco concejales, la agrupación obtuvo cuatro, Herri Batasuna dos, Altsasuko Herria uno y otro la Agrupación Urbasa, una escisión de los socialistas.

Para el día a día del Ayuntamiento se contrató un gerente y a la hora de organizar el organigrama creó tantas comisiones informativas como concejalías para repartir responsabilidades. De su paso por la alcaldía destaca la puesta en marcha del Aula de la Mujer y la ludoteca. Asimismo, fue artífice de la recuperación de la feria de la Cruz de mayo y dio un empujón a la feria de octubre, con la celebración de la la feria forestal, en 1993 y el hermanamiento con Piedras Albas y Senpere entre otras iniciativas.

Afiliado al PNV desde 1987, fue uno de los actores principales en la refundación del partido jeltzale en Navarra y fue elegido parlamentario foral en las elecciones de 1999, tarea que desempeñó hasta 2003. Aunque abandonó la primera línea, fue asignado en 2004 como representante por Navarra en la Asamblea Nacional, cargo que ocupó durante dos mandatos, casi hasta su fallecimiento.

Emprendimiento social

Etapa en Chile

Alejado de las responsabilidades institucionales, en febrero de 2003 comenzó a viajar a Chile con el fin de reflotar Iparlat, dentro de una estrategia de internacionalización de la cooperativa de producción lechera vasca. "La comunidad chilena era muy activa dentro de la diáspora vasca", apuntan los autores del libro, al tiempo que señalan que el paisaje de Chiloé recordaba al de Euskal Herria, a lo que se unía la propiedad de la tierra. No en vano, en esta isla se realizó en 1826 una de las primeras reformas agrarias del mundo. Así, pensaron en introducir la oveja latxa y trasladar la experiencia de la DO Idiazabal a Chile con la marca Chilozabal.

Además, con el fin de diversificar la economía y también empoderar a la mujer chilota, se pusieron en marcha proyectos de agroturismo y un turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Fue la semilla de una gran red que en la actualidad está formada por cerca de un millar de establecimientos por todo el país andino.