¿Qué opinión nos merece el paisaje que vemos? ¿Qué enclaves conocemos que no son famosos? ¿Cómo podemos mantener del entorno que nos rodea? Son las cuestiones básicas de las que parten un Documento de Paisaje, un estudio comarcal fruto de la participación social.

Desde el pasado mes de mayo y hasta finales de año uno de los que se está llevando a cabo en Navarra es el Plan de Ordenación Territorial del Pirineo, encomendado por el Gobierno foral en el desarrollo de su política de paisaje a la empresa experta en el tema SIGMATEC.

“El paisaje es el resultado de la interacción entre la naturaleza y el ser humano y se refiere a cualquier parte del territorio tal y como es percibido por sus habitantes”. Esta máxima del CEP (Convenio Europeo del Paisaje, 2009 ) es el punto de partida que puso a las Comunidades Autónomas deberes importantes para analizar su paisaje y desarrollar propuestas de actuación. El POT es una respuesta (convenios planes generales o sectoriales) y el Documento del Paisaje la herramienta de gestiones territoriales que posibilita ejecutar de forma rápida y eficaz.

“El POT es un instrumento jurídico, norma y ley de evaluación completa del territorio que permite el reparto de actividades en el mismo, cómo se hacen y cómo se tienen que hacer. Con este fin elabora los documentos de paisaje. “Se trata de recabar la inquietud de la sociedad respecto al paisaje en el que vive”, explica Pablo Sánchez, responsable del Documento de Paisaje de la citada empresa.

La recogida de cómo se percibe el entorno la está llevando a cabo la agoizka Kati Leatxe (Karekin Kultura), responsable del trabajo de campo que comprende la zona Aoiz, Arce, Urraúl Alto, Urraúl Bajo, Lumbier, Romanzado, Roncal, Salazar, Burguete, Erro, Roncesvalles y Valcarlos. Cumple su encargo a base de entrevistas con entidades locales, técnicos de Cederna, grupos y colectivos diversos conocedores del entorno en el que viven y/o trabajan”, explica.

Añade Kati Leatxe que son muchas las opiniones que tiene la gente sobre su paisaje y territorio. “La riqueza de la biodiversidad es inmensa: campos de cereal, praderas, foces, montañas”. Deduce de su experiencia que a la gente “le encanta que le pregunten y su aportación es importantísima. Es su mirada sobre los cambios en el río, las casas vacías o en ruinas debido a la despoblación, bosques cerrados por falta de ganadería o zonas industriales en decadencia”, enumera.

JORNADAS Además de este trabajo de campo, Nasuvinsa a través de LURSAREA (dirección técnica) convocará en septiembre unas jornadas de participación activa para trabajar objetivos y llevar a cabo una actuación consensuada.

“Son muy importantes porque por medio de estos foros de participación se busca que la gente aporte enclaves especiales de sus territorios para su conservación y gestión, no los más conocidos y famosos. “Ese pequeño tramo por el que pasea la gente del pueblo o ese pequeño puente, paisajes de interés más cotidianos. También recoger problemáticas”, apunta Sánchez.

Finalmente, los enclaves recogidos se dibujarán en un mapa “Los municipios pueden tener en cuenta a futuro los puntos que salen identificados en esa participación pública”, recalca Kati Leatxe.

Es el paisaje más allá de lo que se ve, una mirada emocional de identidad porque proviene de las propias vivencias.

Ahí reside la importancia de participar en la elaboración del Documento de Paisaje.