l pasado 11 de octubre no fue un día más para buena parte de la población de la Cuenca de Pamplona y de la Comarca de Sangüesa. Un terremoto de 4,1 grados, que se pudo sentir a más de 100 kilómetros, les levantó del sueño a las 22.45. "Yo estaba en la cama y al sentirlo, lo primero que hice fue abrir la web del IGN para ver si era un terremoto", cuenta Vitori Itxaso, vecina de Aoiz.

En la villa agoizka cada temblor de la tierra se vive de forma especial por la cercanía del pantano de Itoiz, a escasos 4 kilómetros del casco urbano. "Cada vez que hay un terremoto miramos a la presa", expresa inquieta Mertxe Larraza. "Estoy preocupada. Aquí, sentirlo en carne propia es complicado", sostiene Mari Jose Beroiz. "En estos casos es inevitable mirar hacia arriba", complementa el alcalde de Aoiz, Ángel Martín Unzué.

Las tres mujeres han nacido o llevan toda una vida viviendo en Aoiz. Todas mantienen que los episodios de temblores suelen ocurrir en las mismas fechas, coincidiendo con el llenado o vaciado de Itoiz.

"Los terremotos de 2020 fueron porque estaba vacío", afirma Vitori Itxaso en referencia al enjambre sísmico ocurrido a finales de agosto del año pasado, y que también tuvo epicentro cerca de Lizoáin.

falla desconocida El terremoto del 11 de octubre se produjo en un punto de Navarra donde no existe ninguna falla cartografiada. "Pero que no esté marcada no quiere decir que no exista, porque si hay un terremoto tiene que haber una falla"; relata el geólogo de la Universidad de Zaragoza, Antonio Aretxabala. Que existan terremotos en Navarra es habitual. Aretxabala publicó recientemente en este periódico un repaso histórico de los temblores documentados desde la Edad Media hasta la actualidad, como el que en 1903 azotó durante tres horas Pamplona. "Esta parte de Navarra es la segunda con mayor actividad sísmica de España, detrás de la Vega de Granada", sostiene Aretxabala, pero a diferencia de esta zona del sureste peninsular, "aquí tenemos mejor suelo. Un terremoto de magnitud 4 allí es más fuerte que en Lizoain, por ejemplo", detalla.

Las fallas activas en Navarra son del periodo Cuaternario, explica la sismóloga del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Resurreción Antón. Las fallas en la Comunidad foral son de longitud corta, pero muy numerosas, y algunas de ellas son desconocidas. Según publicó recientemente eldiario.es en su edición en Navarra, la mayoría de los 800 terremotos ocurridos desde agosto de 2020, tienen su origen en fallas que están aún sin cartografiar.

estudiar el suelo Como forma de prevención y de reducción de riesgos, Aretxabala denuncia que es necesario hacer análisis específicos (como un estudio sismo-tectónico y una microzonación sísmica) que detallen qué fallas son las que están provocando terremotos y qué zonas se comportan como lupas sísmicas, es decir, lugares donde se sienten más los temblores. "Hay pueblos, como Ibiricu, que han dado avisos de terremotos de 1 grado y poco. Y a lo mejor en el epicentro ni se ha sentido", expresa el geólogo. A su juicio, Navarra necesita una inspección técnica de todo el parque de viviendas, "como ha hecho el Gobierno Vasco", lo que permitiría conocer el estado "de zonas especialmente vulnerables como los cascos antiguos de muchas localidades o de barrios como la Txantrea", afirma Aretxabala.

La medición de los temblores la realizan un conjunto de aparatos, dependiente del IGN. "Tras el episodio de 2020 se reforzaron los medidores de Navarra. Es una de las zonas mejor cubiertas", defiende la sismóloga Resurreción Antón. Además, relata, existe un protocolo por el que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) debe realizar comprobaciones en las infraestructuras (como la presa de Itoiz), cuando se produce un temblor mayor a 3,5 grados y a menos de 15 kilómetros de distancia.

Esos datos son los que reclaman tanto Antonio Aretxabala como el alcalde de Aoiz, Ángel Martín Unzué. "Existe comunicación con la CHE pero no se nos remiten, ni se nos avisa cuando se llena o se vacía el pantano", reclama Unzué. El alcalde demanda también que sigue pendiente el acuerdo de las compensaciones a Aoiz por la afección del embalse. El pasado 14 de junio se constituyó la Mesa de Trabajo, a la que Unzué pide un compromiso real. "Tienen que llegar en 2022", sentencia.

Actualización del SISNA.

Aretxabala sostiene que el Plan Especial Ante el Riesgo Sísmico de Navarra (SISNA) "no se ha actualizado desde su elaboración en 2011", cuando estipula que "cuando hay un episodio significativo, como el de 2013, hay que hacer una revisión completa y obligatoriamente cada 5 años". En esta zona de Navarra, sostiene, "podemos esperar terremotos de hasta 6,5 grados". En febrero, el Gobierno foral anunció una formación especial dirigida a bomberos y ciudadanía.

"Cada vez que hay un terremoto, miramos hacia la presa"

Vecina de Aoiz

"Yo estaba en la cama y lo primero que hice fue mirar

si era un terremoto"

Vecina de Aoiz