Tudela - Los arqueólogos que trabajan en la necrópolis de Tudela de Torre Monreal desde el pasado febrero han sacado a la luz un total de 330 tumbas de origen islámico pertenecientes a lo que fue el barrio de La Morería, en el que se cree que se enterraron miles de cuerpos durante siglos. La excavación tiene origen en el hallazgo que se produjo durante el transcurso de los trabajos de ampliación del CPEE Torre Monreal, en el que en un primer momento se encontraron nueve tumbas. Ya en marzo se habían excavado 92 de estas.

Esta necrópolis no sorprendió a los arqueólogos puesto que previamente, en excavaciones en edificios colindantes y en la zona de Juan Antonio Fernández, ya habían aparecido restos de huesos en algunas obras. Así pues, se considera que todo el entorno de la Torre Monreal y el Corazón de María fue un gran cementerio islámico desde mediados del siglo XI hasta inicios del XVI. Como muestran las excavaciones, durante los 400 o 500 años en los que se produjeron los enterramientos, se dio una evolución en el ritual de sepultura, por lo que se realizaron 3 tipologías generales de inhumaciones: fosa simple, fosa y subfosa, y por último subfosa lateral y escalón a una mayor profundidad.

La superficie de excavación de esta maqbara, perteneciente a la población de La Morería, puede dividirse en 3 zonas. En la primera parte, donde comenzaron a excavar, han descubierto en torno a 100 tumbas que corresponden a una tipología similar, con cubeta lateral y escalón, alcanzando una profundidad de metro y medio. En esta misma zona es donde se encontraron algunos elementos de ajuar, como algún anillo o elementos de orfebrería, que están siendo actualmente restaurados por el equipo del Gobierno de Navarra en Pamplona.

La segunda de las zonas, y pese a estar a muy poca distancia de la anterior, es totalmente diferente. En este punto la densidad de ocupación es mucho mayor, pues hay una reutilización continua del espacio para nuevos enterramientos y algunas tumbas cortan a otras. La peculiaridad de esta zona se encuentra en los vacíos donde no hay fosa, espacios que fueron usados como osarios para hacer hueco a otros cuerpos. La hipótesis principal que maneja el equipo de arqueología, liderado por Óscar Sola y Juan José Bienes, es que se comenzó a enterrar en esta parte, para una posterior expansión, ampliando la necrópolis por la montaña. “Al extenderse ganan espacio y las tumbas ya no cortan unas a otras” declaró Sola.

Actualmente, el equipo arqueológico se encuentra excavando la tercera de las secciones, un área intermedia donde se produce un cambio en el ritual. En este punto algunas de las fosas tienen ladrillos de adobe, y los cuerpos, recubiertos por un sudario, se alojaban en una cubeta lateral donde había un escalón. Además, gracias al hallazgo de restos de clavos, se ha llegado a la conclusión de que previamente a la tierra los cuerpos eran cubiertos por una madera.

La ubicación de la necrópolis en este punto tiene que ver con la imposibilidad de urbanización y cultivo en la zona, además de tratarse de un suelo gravoso que no está atravesado por ríos.

Como señaló Óscar Sola, encargado de esta excavación, todas las fosas cumplen el ritual islámico, con la cabeza orientada hacia el sureste, en dirección a la Meca, y en decúbito lateral, es decir, colocados de medio lado. Además, casi todas las tumbas han aportado restos óseos, a excepción de las que correspondían a enterramientos infantiles que no han sido conservadas o han sido cortadas por otras.

Durante la excavación se realiza un proceso de registro y documentación arqueológica donde a cada uno de los descubrimientos se les elabora una ficha en la que se documentan las dimensiones, posición del cuerpo, orientación y fotos del proceso. Puesto que la intervención se realiza sobre los espacios afectados por la ampliación del CPEE Torre Monreal, cuando los trabajos arqueológicos finalicen, a finales de este mes, se procederá a cubrirlos para el posterior uso de ese terreno por el colegio.