- El comedor social Villa Javier de Tudela ha lanzado una petición de ayuda urgente tras verse superado por el fuerte incremento en la entrega de comida a personas sin recursos y reducirse, al mismo tiempo, sus ingresos como consecuencia del coronavirus. El aumento de comidas, cenas y desayunos entregados en apenas 15 días ha sido del 50,5% con respecto a lo que hubiera sido un mes normal, mientras que el número de familias a las que atiende se ha incrementado en un 32,1%. También cuentan con un supermercado, El Capacico, en el que las familias pueden coger comida según sus ingresos, y en este apartado la cantidad entregada ha aumentado en un 58,9%. Llama la atención que la petición de ayuda a administraciones, empresas y particulares llega apenas 3 días después de que el Ayuntamiento de Tudela destinara 500.000 euros a fines sociales, de los que 55.000 iban al comedor social, que no existe en Tudela, por lo que se usa para comprar comida a un catering que la lleva a las casas de algunas familias. Villa Javier no ha recibido en este tiempo ni un euro del Consistorio más allá de los 17.000 euros de cada año, por lo que el refuerzo en servicios sociales, como denunció I-E, no ha llegado a las entidades que trabajan sin ánimo de lucro.

"Estimamos un déficit de unos 6.000 euros mensuales y no es previsible que vayamos a recuperar la normalidad en los próximos meses. Necesitamos ayuda para poder seguir ayudando a las capas más vulnerables de nuestra sociedad, sin esa ayuda corremos el riesgo de no superar esta crisis". Con este mensaje, y bajo el título de SOS Villa Javier, su coordinador, David Crespo, ha lanzado un grito de auxilio a la sociedad tudelana y ribera en general para poder seguir adelante con el proyecto, en marcha desde 2016.

La pérdida de ingresos y el importante aumento de los costes dispara sus pérdidas a unos 6.000 euros al mes y estimando que la crisis durará más de 5 meses, las pérdidas podrían superar los 30.000 euros de no contar con ayudas.

La caída de los ingresos y el aumento de los gastos ha venido desde distintos ámbitos. Por un lado, atienden a entre 10 ó 12 personas más cada día, a las que dan comida, cena y desayuno, muchos de ellos "gente nueva, de diferentes estratos, también trabajadores, otros que no atendíamos y ahora hemos ampliado las ayudas", explicó Crespo. Por otra parte, ahora necesitan envases para llevar la comida (bolsas, táper, cubiertos), gasto que antes no tenían puesto que comían en el centro, e igualmente material de protección individual para quienes atienden a los usuarios, a pesar de que han recibido algunas donaciones. También los Servicios Sociales de Base de Tudela han retirado a 8 personas que derivaban al centro "con el correspondiente pago de los costes alimentarios", algo que han suprimido, por lo que han perdido ese ingreso.

Pero la parte fundamental de su desajuste de los gastos se encuentra en el hecho de que la Fundación Ilundáin, por las medidas del coronavirus, haya desaparecido de sus instalaciones. "Cocinaba todos los días laborables con alimentos que les proporcionábamos de nuestras donaciones y alguna pequeña aportación por su parte, aprovechando la actividad formativa de la Escuela-taller de Hostelería. Ahora tenemos que pagársela a un catering" eso suponía un ahorro del 50%, unos 25.000 euros que ahora pagan a la empresa del catering. En cuanto a los ingresos, la falta de eventos sociales ha hecho que desaparezcan las campas que hacían en fiestas de la Verdura, de Santa Ana, conciertos..., "podían ser el 20% de nuestros ingresos anuales", aseguró Crespo.

"Lo que me preocupa no es el ahora, sino cuando dejen salir a la gente a la calle va a venir una avalancha de personas y familias que están malviviendo y les da miedo salir", auguró Crespo que señaló que, por primera vez, les están llamando de otras localidades riberas. A su juicio, cuando "eso pase" y cierren el albergue juvenil habilitado por el Consistorio para transeúntes, "la gente volverá a la calle y vendrán aquí porque es el único sitio abierto y donde damos comida. Entonces veremos el ascenso real".

Según sus impresiones, en los años 2021 y 2022, por los efectos que en la economía va a causar el COVID-19, "en una zona ya de por sí castigada por los índices de paro más altos de nuestra comunidad, vamos a sufrir una nueva crisis "de manera muy severa y nuestra entidad va ser más necesaria que nunca, porque previsiblemente va a aumentar el número de personas que precisarán de alimentación, formación y asesoramiento". De hecho, según los datos del Consorcio Eder, en los 15 días de crisis del mes de marzo, el paro en la Ribera aumentó en 564 personas respecto a febrero, lo que representa un aumentó del 7,7% del paro, situándose en una tasa del 15%, aumentando en un 2% en solo 15 días.

Otros de los problemas a los que se enfrentan es la pérdida de algún dinero que daban entidades como La Caixa, unos 30.000 euros que este año no dio ya que aportó unos 120.000 euros para el proyecto El Obrador que se estaba poniendo en marcha. Además, la incertidumbre en cuanto a los huertos les impide cuidar y recolectar en los que habían empezado a organizar y para los que estaban esperando la declaración de ecológicos. También los huertos les surtían de comida.

Ahora alrededor de 7 trabajadores y 13 voluntarios trabajan 7 días a la semana para entregar comida, manteniendo todas las medidas de seguridad posibles, pero siempre con alegría y buen ánimo. "Soy optimista. Todos los días me reconcilio con la humanidad y con mi ciudad por como reaccionan. Nos esperan unos meses muy, muy duros, pero saldremos", aseguró.

Con lupa. Entre el 14 y el 31 de marzo se dieron 785 comidas, cenas y desayunos (ya era elevada), y entre el 14 de marzo y el 19 de abril la cifra final llegó a llegó a 2.167 (lo normal de los 30 días habría sido 1.570). En esos días se pasó de 47 a 56 personas. Por otro lado, los kilos de alimentos en los mismos períodos, fue primero de 2.164 y al final 6.880, un 58,9% más de lo que hubiera sido habitual (el doble de la cifra inicial) teniendo en cuenta los 30 días. En El Capacico se pasó de alimentar a 46 familias (174 personas, de ellos 90 niños) a 62 (230 personas, 121 niños).

"Nos llega gente nueva, de diferentes estratos y muchos trabajadores"

"En 2021 y 2022 vamos a sufrir una nueva crisis en una zona ya castigada"

Coordinador de Villa Javier