El número de conejos en la Ribera se ha incrementado sin que se sepa a ciencia cierta cuál es la razón para ello, más allá de que, probablemente, haya menos predadores que en años anteriores. Sin embargo, la presión de la caza se ha redoblado sobre ellos y el número de capturas en los últimos años se han multiplicado hasta tal extremo que según las últimas cifras recogidas por la UAGN, en menos de 20 años el número de capturas en la Ribera se ha multiplicado por cuatro, aumentando en más de un 440%, pasando de los 29.478 que se capturaron en 2001, a los 132.032 que se cazaron en 2018, que representaba casi el 80% de los que se cazaban en todo Navarra. Aunque pueda parecer una cifra muy elevada, unos pocos años atrás se llegaron a capturar 162.725 ejemplares en 2009 en esta misma merindad, cuando en Navarra se cazaban 220.259.

Al mismo tiempo que en la Ribera se multiplicaban, en otras merindades ha ido menguando su presencia, menos en Estella (de 8787 en 1995 a 24661 en 2018) y en Tafalla que prácticamente se mantienen en los 8.000 ejemplares. En la zona pirenáica, por contra, se ha pasado de 737 en 1995 a 187 en 2018 y en la zona atlántica de 3.406 a 421.

Durante la pandemia no se ha podido cazar y no hay cifras, por lo que es de esperar que habrán aumentado. Loa agricultores están, de nuevo, comenzando a pedir soluciones.

En 2019 el IKA (el índice que mide la presencia de conejos por kilómetro) era de más de 7, cuando en 2016 se llegó a pasar de 20. Estos datos son alarmantes teniendo en cuenta que un IKA se considera que es grave para la agricultura a partir de 4 y que aún se desconoce el de 2020.

Sin embargo la plaga no es exactamente igual en todas las zonas de la Ribera, en Arguedas, Valtierra y Bardenas no hay casi conejos y, sin embargo, Tudela, Corella, Fitero, Cintruénigo o Cascante son las más afectadas por la plaga.

La magnitud real del problema se percibe cuando se sabe que en 1995 las capturas era de 3.226 en la Ribera y en 2018 superaron las 132.000.

Bien es cierto que los entendidos señalan que en 1995 existían dos problemas muy serios para la pervivencia de la especie y se llegó a pensar que podría desaparecer. Se colocaron trampas en los campos para poder determinar el motivo por el cual estaban desapareciendo conejos. Se analizaron los mosquitos para conocer el origen de la mixomatosis que aquejaba a los conejos. Con la mixomatosis los conejos tienen graves afecciones en los ojos que les deja indefensos ante los posibles predadores. Luego padecieron neumonía que acrecentó el número de fallecimiento de conejos.

Con respecto al número de predadores, los zorros han aumentado y también los jabalíes, no así las aves que cazan conejos.

De esa forma, la incógnita permanece sin saber a ciencia cierta por qué se produce ese incremento, y de una forma tan desproporcionada en unas zonas con respecto a otras. Quizás un elemento a tener en cuenta es el incremento de infraestructuras en la Ribera (carreteras, puentes, autovías, autopistas, parques eólicos, parques solares, canales), donde los conejos encuentran guarida y los cazadores no pueden acceder.

Pese a ello ahora se puede cazar todo el año durante el día, y además en determinadas fechas, con cetrería, con hurón e incluso se ha dado también permiso para cazar disparando desde el coche por la noche. Pese a toda esa presión su número sigue incrementándose y los agricultores sufriendo mayores daños que aún se habrá de examinar durante estos meses, en que los cazadores no han podido cazar.

Conejos por año