Vivimos tiempos edulcorados de conceptos y principios loables que dibujan el camino en nuestra transformación económica. Modelos económicos como la economía circular, la economía del bien común y las finanzas sostenibles ofrecen una senda positiva para el desarrollo futuro que hay que materializar con hechos y acciones tangibles. La Unión Europea ha respaldado estos modelos a través de diversos dictámenes y estrategias, alineándolos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y los objetivos del Acuerdo de París.
Y en este marco, las empresas navarras, en su inmensa mayoría Pymes, deben avanzar en la construcción del nuevo escenario económico. Resultar flexibles, adoptar la digitalización, abrazar la sostenibilidad y fomentar una cultura de innovación son elementos cruciales para ser más competitivos en el nuevo panorama empresarial. Como dijo John F. Kennedy “el cambio es la ley de la vida. Y aquellos que solo miran al pasado o al presente, seguramente se perderán el futuro”. La continua transformación forma parte del ADN de las empresas. Deben adaptarse rápidamente a las tendencias emergentes, adoptando tecnologías avanzadas y estrategias de gestión ágiles para mantenerse competitivas, sin obviar los compromisos éticos básicos y la responsabilidad social.
Pero para avanzar de forma adecuada en esta dirección, desde la Confederación Empresarial Navarra (CEN) creemos que son necesarias abordar varias acciones fundamentales que están interrelacionadas.
Por un lado, que desde los gobiernos europeo, nacional y navarro se cree un entorno de estabilidad y de seguridad jurídica con un marco jurídico predecible como base del desarrollo económico, apostando por la industrialización y la competitividad de las empresas, lo que nos consolidará y mantendrá en la cabeza de las estadísticas de la riqueza, el empleo y, en suma, de la prosperidad de nuestra comunidad.
Unido a este punto, consideramos clave la potenciación de un ecosistema favorable que incentive la innovación, la internacionalización, el desarrollo, el crecimiento y refuerce nuestra industria. Sobre este último aspecto, estamos expectantes ante el borrador de la Ley foral de industria que previsiblemente se presentará a principios de septiembre y al que esperamos haber contribuido con las 153 propuestas que presentamos desde CEN en colaboración con 34 de nuestras asociaciones empresariales y empresas. Este asunto es de gran importancia para Navarra porque en un mundo globalizado con fuertes tensiones geopolíticas, debemos mantener e incrementar el peso actual del sector industrial sobre el PIB que, actualmente, ronda el 30% y que nos sitúa, en cifras similares, al nivel de economías como Alemania, Japón o Canadá.
En tercer lugar, las infraestructuras son un pilar fundamental para el desarrollo económico y la competitividad empresarial.
En Navarra, debemos redundar en proyectos estratégicos como el Tren de Alta Velocidad (TAV), una necesidad económica y de igualdad de oportunidades sin olvidarnos de la libertad de movimientos para los navarros; no nos podemos quedar atrás. En la actualidad, el 77% de la población española y sus empresas disfrutan de estas infraestructuras, mientras que en la Comunidad Foral hay cero kilómetros de TAV puestos en servicio. Entre 1989 y 2022, en España se han invertido más de 57.000 millones de euros en la Red de Alta Velocidad y en Navarra han sido 233 millones de euros, un 0,4%, lo que supone una cifra muy inferior a lo que la Comunidad foral representa en el conjunto del país en términos de población (1,4%), superficie (2%) y aportación al PIB (1,7%).
Esto contrasta con la inversión realizada en otras regiones de España y subraya la necesidad de una voluntad y un compromiso político y económico más firme con una infraestructura estratégica para el desarrollo de Navarra, que también contribuirá, con el transporte de mercancías, a la anhelada descarbonización.
Además, en este capítulo, desde CEN defendemos otros desarrollos como el Canal de Navarra, con un agua que vertebre nuestro territorio reforzando la industria agroalimentaria, o la potenciación de la red eléctrica que permita la evacuación de la energía renovable generada en esta Comunidad. También, debemos insistir en la necesaria mejora en la conectividad de nuestro aeropuerto.
Las empresarias y empresarios navarros, que siempre pensamos primero en los cimientos antes que el tejado, creemos que a los nuevos modelos de la economía mencionados al inicio de este artículo, debemos llegar con hechos. La descarbonización, la transformación digital, la economía circular, objetivos que compartimos desde CEN, los alcanzaremos con acciones concretas, con proyectos desarrollados. Y a ejemplos recientes me remito. La implementación de los fondos europeos Next Generation destinados a transformar nuestra economía con inversiones en digitalización, sostenibilidad y resiliencia económica han generado grandes expectativas que, en muchos casos, se han visto frustradas con datos reveladores sobre el destino del gasto autorizado; en el caso de Navarra alcanza el 22% como ayudas directas a empresas, mientras que el 63% se ha dirigido a entidades públicas.
En todo caso, debemos reconocer que se han producido avances significativos. Los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTEs) son un ejemplo positivo, especialmente en sectores clave para Navarra como el vehículo eléctrico y el agroalimentario. Estos proyectos no solo impulsan la economía local, sino que también tienen un impacto nacional. Iniciativas como el KIT Digital han demostrado ser eficaces en apoyar la transformación digital de las pymes. Pero está claro, que debemos seguir avanzando.
Por último, quiero resaltar un aspecto fundamental para el avance de Navarra. La Comunidad foral ha perdido posiciones en diversos rankings de competitividad regional y fiscal. Y aunque la economía navarra sigue siendo una de las más dinámicas de España, es crucial no perder el ritmo frente a otras regiones europeas. La fiscalidad es un factor clave en este sentido; se necesita un régimen fiscal que no solo sea justo, sino que también fomente la inversión, atraiga talento, impulse la innovación y favorezca los nuevos proyectos empresariales en nuestra comunidad. La presión fiscal en Navarra ha superado la media europea según diferentes estudios que analizan y comparan la competitividad fiscal de las regiones, situándonos en la posición decimotercera en el ámbito estatal.
Desde CEN, queremos colaborar y avanzar hacia la transformación real. El empresariado navarro trabaja en el día a día y conoce bien el diagnóstico. Es hora de actuar. Aprovechemos las oportunidades desarrollando las acciones y proyectos identificados para llevar a Navarra a la posición económica y social que merece.
*Presidente de la Confederación Empresarial Navarra (CEN)