El beintza-labaiendarra Víctor Goñi Albistur, un querido hombre de familia y respetado ranchero, falleció el pasado domingo, 24 de diciembre, a la edad de 79 años en Kaycee, una localidad del condado de Johnson, en Wyoming, Estados Unidos. Había nacido el 23 de febrero de 1944 en Beintza-Labaien, en Malerreka, y como tantos otros bidasotarras emigró en busca de un futuro mejor, trabajando durante años en Estados Unidos.

El finado estudió de joven en la escuela pública de Lesaka y empezó su actividad laboral como leñador en los bosques franceses, hasta que decidió buscar nuevas oportunidades y marchó a Estados Unidos, donde en una primera época trabajó como pastor de ovejas por cuenta ajena, demostrando su capacidad y disposición para aceptar nuevos retos. En el oeste americano, en Wyoming, encontró Víctor un hogar en el rancho Esponda, allí creció su pasión por la ganadería hasta que en 1984 dio un paso decisivo al iniciar su propio negocio de ovejas.

Su esfuerzo tuvo recompensa y una década más tarde su sueño se hizo realidad y pudo comprar su propio rancho, en el que, rodeado de naturaleza, pasaba sus días cuidando de sus ovejas y viviendo una vida que respondía a sus valores de trabajo duro y dedicación. El amor de Víctor por el campo iba más allá de su vida profesional, era un gran aficionado a la pesca y la caza que practicaba en su tiempo libre.

Víctor Goñi era además un reconocido hortelano que obtenía cosechas que compartía con familiares y amigos, igual que disfrutaba cocinando y mostrando sus habilidades culinarias para sus seres queridos. Pero, por encima de todo, era un hombre de familia al que sobrevive su gran amor, Grace Garro, su compañera en la aventura de la vida y en sus ratos felices y tranquilos.

Su legado sigue vivo a través de sus hijos Victor y su esposa Darcy, Clinton y Cameron, sus nietos Dallas, Gavin, Fisher, Sawyer e Ira, y sus bisnietos Vaeda y Ryker. Le sobreviven también sus hermanos María Rosa, Cándida y Jesús Echeverría, sor Juana y Pedro en Beintza-Labaien, Juan José y su esposa Elena en California, y Modesta y Ángel Álvarez que residen en Irun. En su obituario, a Víctor Goñi le dedicaron estas bonitas palabras: “Mientras el sol se pone en las llanuras de Wyoming que Víctor amaba tanto, nos despedimos de un hombre cuya vida fue un ejemplo de trabajo duro, familia y los placeres sencillos que enriquecen la vida. Su viaje desde el País Vasco hasta el corazón del Oeste americano es una historia de perseverancia, amor y una conexión inquebrantable con la tierra”. Goian Bego, descanse en paz.