Tuvo además la suerte de que en su camino se cruzara Alicia, una joven que trabajaba en la editorial Everest, que le publicó su primer libro. “Ella les dijo a sus jefes que tenían que darme una oportunidad porque estaba petando en internet “. A pesar de su rechazo inicial cedieron y así comenzó la exitosa carrera literaria de Blue Jeans, de nombre real Francisco de Paula Fernández. “Siempre hay Alicias en la vida de las personas”, dice. “Por eso creo que la gente tiene que estudiar lo que realmente le gusta; no hay que quitarle la ilusión. Si yo lo he conseguido, otras personas también podrán alcanzar sus objetivos”, remarca este escritor superventas. “El periodismo y la literatura son dos profesiones muy complicadas para vivir de ellas, sobre todo esta última, aunque yo tampoco encontré trabajo como periodista cuando terminé la carrera y eso que lo intenté muy mucho”, añade sonriente.

PERSONAL

Nombre real: Francisco de Paula Fernández.

Nacimiento: Sevilla, 7 de noviembre de 1978 (43 años).

Estudios: Inició estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla, que dejó para trasladarse en a Madrid a estudiar Periodismo. 

Trabajo: Colaboró con algunos medios de comunicación, especialmente deportivos, pero sin éxito, y durante algunos años también entrenó a equipos de fútbol sala de niños.

Escritor: Su carrera de escritor comenzó en su blog, donde publicó por capítulos su primera novela, Canciones para Paula, que le permitió firmar contrato con la editorial Everest en 2009. Ese año también publicó ¿Sabes que te quiero? y en el 2011 Cállame con un beso, el último libro de esta trilogía dirigida a lectores adolescentes. Después pasó a la Editorial Planeta, donde ha salido su serie El club de los incomprendidos. Con La chica invisible inició una serie de thriller juvenil de enorme éxito. Su última novela es Los crímenes de Chopin.

Tiene cuarenta y muy pocos años y ya ha publicado quince libros. ¿Cuándo empezó a escribir?

A una edad muy buena. Ahora hay un fenómeno positivo de chavales que están escribiendo en editoriales importantes. Cuando yo comencé no me publicaron nada. Los primeros intentos fueron nulos y me rechazaron todas las editoriales. El reconocimiento de los lectores me llegó a una edad buena, y fue tras conocer el fracaso. Me vino muy bien que me dejaran de lado porque el éxito lo he saboreado de otra manera, tengo los pies muy pegados al suelo y sé lo que es estar al otro lado.

Su primera novela, ¿cuando salió?

El año 2009 me publicaron Canciones para Paula, la primera novela que escribí en internet, en un fotolog, que era una de las primeras redes sociales. Aquello se hizo viral en internet y tenía una comunidad bastante grande; volví a contactar con las editoriales y Everest me dijo que sí. Ese fue el principio de todo. 

Se refieren a usted como el maestro de la literatura juvenil, con más de dos millones de lectores. ¿Se siente así?

Para nada, son cosas de la editorial. A mí me da mucha vergüenza, no me considero maestro de nada. Soy Paco, de Carmona, que tiene la suerte de poder escribir libros, y encima es lo que le gusta. Intento hacerlo lo mejor posible en cada una de las historias que publico, ¡pero eso de ser maestro! Me da mucha vergüenza.

Blue Jeans dice que es mucho más que literatura juvenil. Jose Mari Martinez

¿Por qué decidió llamarse Blue Jeans?

Como empecé en internet y venía de los rechazos quería que se hablara sobre todo de mi manera de escribir, de los personajes, y yo situarme en un segundo plano. Tomé este seudónimo de una canción, de un grupo que se llama Squeezer que no conoce nadie, que tiene una canción que se llama Blue Jeans, que es muy mala, con un videoclip que da vergüenza ajena porque habla de cómo te quedan los pantalones vaqueros en verano. ¡Así que imagínate! Pero me gustó lo de Blue Jeans, lo adopté, y como todo el mundo me conocía en internet como Blu o Bue Jeans, pues decidí firmar como Blue Jeans. Luego llego la editorial Planeta y terminó de asentar el pseudónimo.

¿Las editoriales que le rechazaron ahora le publicarían de mil amores?

Tampoco soy rencoroso y no tengo por qué estar enfadado. Conozco el mundo editorial, somos muchos los que escribimos y no siempre la gente consigue publicar y publicar bien, así que yo no tengo ningún tipo de rencor hacia nadie. Cada uno hace su trabajo y quienes leyeron mi manuscrito decidieron que aquello no era publicable.

Algunos se habrán tirado de las orejas...

O no lo saben, porque no firmaba como Blue Jeans, sino como Francisco Fernández. Esos editores igual no saben que me rechazaron en su día. 

Su última novela, Los crímenes de Chopin, vuelve a ser un thriller. ¿Es un género en el que se siente cómodo?

Venía de escribir diez libros que tenían corazones en las portadas, estaba etiquetados como juvenil-románticos, aunque nunca me gustó esa etiqueta ¡pero bueno! Necesitaba un cambio, salir de esa zona de confort, y como mi lectura preferida era la novela negra de Agatha Christie y Sherlock Holmes, cuando llegó el momento llamé a la editorial, se lo comenté y me dieron el visto bueno. Lo que ocurre es que yo no quería salirme de lo juvenil, que venía haciendo tantos años. Hice novela juvenil, pero el eje principal era una investigación policial.

¿Por qué nos gustan tanto los temas de misterio?

A mi, lo de jugar a ser el detective en el libro me gusta desde pequeño, el no saber quién es el malo hasta el final e intentar descifrarlo es lo que hago con los lectores. De hecho, con el último libro hasta hemos dado la libreta del detective para que vayan apuntando las pistas. A la gente les gusta hacer eso, como hacía yo con Agatha Christie. Intentaba averiguar quién era el culpable antes de que ella me lo dijera. Yo fallaba mucho porque te engañaba y te ocultaba pruebas hasta el final, pero aprendí de la maestra. Intento hacer en mis libros, que el lector no sepa quién es el culpable hasta el final, con alguna trampilla, algún engañito, reservándome información. Pero me gusta.

¿Hay una explosión de publicaciones de este género?

Si. Incluso en los premios Planeta, con Dolores Redondo, Javi Castillo… Todos los que están haciendo novela de misterio, además, lo hacen bien. En España este género vive un buen momento. No solo hay que tirar de lo de fuera, de la literatura escandinava, sueca, los thrillers nórdicos, los que venían de Estados Unidos; aquí hay buena literatura y excelentes autores.

¿Qué tipo de lectores son los suyos?

Cualquiera diría que soy un autor juvenil y que mis lectores son adolescentes o jóvenes, pero con el paso del tiempo, los que empezaron conmigo en el 2009 han ido creciendo y se han hecho mayores. Me vienen a las firmas de los libros con los niños, con los maridos, con las mujeres y se han juntado dos generaciones. La que me leía en esa época, y sigue leyéndome, y la generación de adolescentes. El abanico se ha ampliado con las madres.

¿Y también más chicos?

Sí, porque mi público principalmente eran chicas por lo de los corazones en las portadas. A los chicos siempre les daba un poquito de miedo. Parece mentira que los corazones todavía en el siglo XXI les continúe intimidando. Es cierto que con esto de los crímenes se han incorporado muchos chicos y ahora mismo mis lectores son muy variopintos. 

Misterio, amor, intriga, crímenes en las calles de Sevilla. ¿Este es el cóctel perfecto para triunfar?

Es el que me ha ido bien en esa novela, aunque todavía no lo sé. Me apetecía hacer algo en Sevilla, que es mi ciudad, seguir escribiendo sobre misterio, inventar otro crimen, otra historia policial. Ahora estoy en manos de los lectores. Es el libro que más me ha costado escribir porque ha habido muchas circunstancias extras, como el coronavirus que pillé y que me complicó las cosas, porque estuve tres semanas sin poder escribir todos los días y me agobiaba por las fechas de entrega, y no me gusta retrasarme en la entrega, porque aunque el libro lo escriba el autor es un trabajo en equipo. Desde la correctora hasta la editora, el equipo de impresión, el que hace la portada, las librerías tienen que saber cuándo se vende, los comerciales… Todo eso depende de cuándo lo entregues. Y con el coronavirus me fastidió tres semanas y me retrasé un poquito. 

Estudio Periodismo y acabó de escritor.

En su día no encontré trabajo de periodista. Empecé estudiando Derecho y lo dejé; me licencié en Periodismo e hice un máster en Periodismo deportivo, luego me metí en Filología alemana, pero no encontraba trabajo. Me puse a entrenar a chavales a fútbol para tener un poco la cabeza ocupada y ganar un dinerillo, pero no conseguí trabajo. Como me gustaba escribir me reté a mí mismo para escribir una novela de 300 páginas. Fui capaz y fue cuando me rechazaron todas las editoriales. Luego llegaron las redes sociales, me puse a escribir en las redes sociales y fue cuando todo se hizo viral. Pero como periodista trabajé en un par de medios, nada importante.

Los periodistas que salen de la facultad suelen ir al paro. ¿Les animaría a sumergirse en la literatura?

Yo no digo que no estudien Periodismo, porque cada uno tiene que hacer lo que quiera y puede llegar a tener suerte. Es verdad que, a veces, aparece una persona en un momento delicado, como me pasó a mí en los libros, con Alicia, de la editorial Everest. Ella, ante la negativa de los jefes, insistió y se publicó el libro. Si no llega a estar Alicia, igual yo no estoy aquí contigo. Muchos chicos quieren estudiar Periodismo o escribir libros, pero creo que son dos profesiones muy complicadas, sobre todo la de escritor, porque hay muy poca gente que puede decir que se gana la vida escribiendo. Pero la hay.

"No he tenido padrinos en el mundo de los libros, lo he logrado todo desde cero"

¿No hay que quitar las ilusiones?

No, porque si yo lo he conseguido, que soy una persona normal y corriente, que no ha tenido padrinos en este mundo de los libros, que lo he logrado todo desde cero, con esfuerzo, dedicación y muchas horas, ¿por qué a otra persona no le va a pasar lo mismo que me pasó a mí? ¿Por qué no va a tener fortuna en su carrera como periodista? Por lo menos hay que intentarlo, no hay que perder la ilusión. ¿Que luego no pasa? Pues mala suerte. Pero puede ocurrirle lo que me a mí, que fui probando, probando, hasta que he encontrado mi sitio en la vida. No hay que perder la ilusión por trabajar en lo que te gusta.

Además, ahora sus novelas se van a llevar al cine.

Tuve suerte, porque en el 2014 se hizo la película del El Club de los incomprendidos y ahora tenemos dos proyectos audiovisuales entre manos: La chica invisible, que se está rodando en Carmona, y el pueblo está revolucionado, y luego hemos vendido los derechos audiovisuales de mi anterior novela, El campamento, a una productora inglesa para hacer una serie internacional. Son proyectos ambiciosos. Veremos en qué queda, pero tanto la editorial como yo, estamos superilusionados con estas dos series de televisión.

¿La crítica le trata bien?  

La crítica es que yo creo que no me trata. Como escribo juvenil pasan un poco de nosotros; la crítica que tengo es la del lector. Tampoco puedo gustarle siempre a todo el mundo, yo lo hago lo mejor posible y si mi editorial me da el visto bueno es cuando estoy contento. Evidentemente quiero que el libro guste, pero ya depende mucho de cada uno. Eso sí, los libros están muy trabajados, muy documentados, les dedico muchos años y luego hay un trabajo de edición importante. Hay muy buen equipo.

¿En qué se ha inspirado para Los crímenes de Chopin?

Nacen de una noche de insomnio. Yo duermo muy mal y con la pandemia he dormido peor. Por eso, para dormirme me ponía música clásica con mi pareja, Esther. Cuando estaba dormida ya sonaba la música de fondo y me vino a la cabeza Los crímenes de Chopin, sin más. ¿Y qué hice? Cogí el móvil y me puse a mandarle un wasap a ella que estaba dormida. Al día siguiente lo vio y le comenté: Mira, esta puede ser mi próxima novela y se va a llamar ‘Los crímenes de Chopin’. Esa idea te puede venir en cualquier momento, en cualquier lugar. La idea de El campamento se le ocurrió a ella y yo la desarrollé.

¿Esther es escritora?

No, pero estudió también Periodismo, aunque se dedica al marketing online. Sabemos los dos cómo funciona la carrera.

¿Su objetivo al escribir es que sus lectores se lo pasen bien? 

He tocado muchos temas. Desde el trastorno de las conductas alimentarias, el bulling, la identidad sexual; temas candentes en la sociedad. Evidentemente, el fin de un libro al final es entretener, que uno se lo pase bien, pero no me puedo olvidar de muchas de las situaciones que viven hoy en día los jóvenes. Todo eso está en mis libros tratado con mucho respeto, con mucho mimo. Y cuando ha habido asuntos complicados, los he abordado con mucha sensibilidad dejando de lado el morbo, el amarillismo e intentando tratar el tema de manera real. Mi hermana es psicóloga y con ella he consultado sobre algunos temas para saber si me pasaba o me quedaba corto, pero sobre todo respetando mucho al lector, porque luego vienen lectores a los que les pasan cosas similares a las que les suceden a mis personajes, chicas que se han hecho cortes, chicas que vomitan para echar la comida... y tienes que tener mucho cuidado con lo que escribes y dices.

¿Los libros tienen edad, género?

Siempre defiendo que no. Un libro juvenil lo puede leer cualquier persona porque es una historia. Los libros no son para chicos o para chicas. Estamos en el siglo XXI y nos tenemos que olvidar ya de eso. Los libros no son para chicos ni para chicas ni entienden de edad, los pueden leer cualquier persona.