Si son pijos o llegan de forma desahogada a fin de mes marquen con fosforito y doble subrayado en su calendario el próximo 8 de julio. Es el día finalmente escogido por Tamara Falcó e Íñigo Onieva para culminar la celebración de un amor más mediático que el que protagonizaron hace ya 20 años Isabel Pantoja y Julián Muñoz (¡cómo pasa el tiempo!). Aunque la ñoña marquesa de Griñón anunció emocionada que se iban a casar el 17 de junio (un mismo sábado que, por cierto, terminó anulando su compromiso con el empresario), lo cierto es que la fecha se ha pospuesto ante la grandeza de un evento sin igual. “Será una boda no demasiado grande, con nuestros familiares y amigos más cercanos”, afirmaba esta misma semana Tamara a la prensa rosa. La misma que se ha apresurado a filtrar la “lujosa y cara lista de bodas”.

Tamara Falcó, mirando varios catálogos.

Tamara Falcó, mirando varios catálogos. Instagram

En este sentido, la archiconocida pareja ha escogido la firma A-Típica, una de las tiendas más caras y exclusivas de Madrid, para hacer su lista de bodas. Ya saben que eso de entregar dinero (o hacer un Bizum) resulta tremendamente ordinario, y si encima se oculta en sobres de oficina puede rozar la corrupción. Por ello, los invitados e invitadas a tan glamouroso enlace podrán escoger entre presentes tan “asumibles” de precio como “mantas a 800 euros, vajillas de 3.000, candelabros por 600, espejos de 550 euros o servilletas a 40 euros la unidad”, entre otros objetos de un repertorio hortera, pero lujosísimo, recoge en sus páginas centrales la revista Pronto.

Es el estilo moderno que se lleva entre las familias bien de Madrid. En aquellas bodas decentes que si inician, como la de María Pombo y Pablo Castellano, con el estruendo del himno nacional español, las invitadas lucen pamelas, y ellos (padrinos) fracs de largo alcance. Enlaces en los que habitualmente la gente se queda con hambre, los djs no entonan ninguna de Sonia y Selena, y lo peor de todo: no sacan recena de migas ni fideuá. ¡Todo un despropósito!