Muchos lo conocen por haber desempeñado labores de productor o director en producciones como El bus de la vida con Dani Rovira, Blancanieves, Robot Dreams (nominada en los Oscar) o La cima. Pero este realizador de Portugalete ha emprendido recientemente su proyecto más personal, ese que ahora podemos ver en forma de documental a las órdenes de Josep Serra, Correr, crear, colaborar, en el que se refleja el regreso de Cormenzana a la Ultra Trail del Mont Blanc diez años después. 

Algo que siempre nos demuestra es que nunca para. ¿Cuál diría que es su trabajo más intenso, el de productor, director, guionista o el de ahora protagonista?

-Te diría que el de aita (risas), ese es intenso. Pero de todos estos, de director es como me lo paso mejor y los productores, cuando tú no haces de productor, te cuidan. Estás más relajado. Tienes que lidiar con tener muy claro lo que quieres enseñar en una peli, trabajar con actores y saberte comunicar bien, pero digamos que es el proceso que yo disfruto más relajadamente. Luego lo de producir, al final la presión siempre es antes de arrancar las películas, que tienes que buscar la financiación y según el tipo de proyecto es más fácil o menos, y te lleva más o menos tiempo. En el caso de lo que estamos haciendo ahora con la productora Mundo Cero, al ser temas sociales, el tema social siempre es más difícil de vender por desgracia. No debería ser así, pero prima sobre todo lo que se considera mainstream -terror, comedia...-, y en realidad si no mueves lo otro es difícil que acabe siendo mainstream. Yo soy partidario de que si inculcaras el tema social de la forma adecuada acabaría siendo mainstream. El tema es que alguien quiera apostar por ello a medio-largo plazo. 

A veces las crisis te sirven para evolucionar a nivel personal”

Usted quiso apostar por ello. Aquí vemos un cambio de rol, pasamos de verle como director a ser protagonista de esta historia. También hubo un cambio de chip, porque es recomendable cambiar de mentalidad y priorizar lo que realmente importa, ¿no?

-Sí. Yo empecé con ese cambio de mentalidad hace ya once o doce años, cuando empecé a correr en las montañas. A veces las crisis te sirven para evolucionar a nivel personal, y en mi caso, cuando sufrí una crisis personal hace once o doce años alguien me recomendó volver a hacer lo que me gustaba en mi niñez, que era correr. Empecé a correr en el monte y de repente noté que todo eso que estaba haciendo con el deporte me ayudaba también a nivel personal, y ahí volví a dirigir películas -que hacía una década que no dirigía-. Correr y crear me llevó a este camino de colaborar. 

De ahí el título del documental que ahora nos presentan. ¿Se imagina ya unas sin las otras?

-No, ya es una filosofía que empezamos diciendo de broma hace una década con Josep Serra, y se nos ha quedado como algo implantado. Vivimos con esta filosofía, intentamos aplicarla en nuestro día a día. En este documental, quien lo pueda ver, verá que descubrí una nueva C, que es la de compartir, que se ha añadido a la filosofía de las 3Cs y han pasado a ser cuatro (risas). 

Personal


‘Correr, crear, colaborar’. Hace diez años, una crisis personal empujó a Ibon a cambiar de vida. Quería que su pasión por el cine y el correr tuvieran un propósito. Así nació su lema: “Correr, crear, colaborar”. Correr 170 km en el Mont Blanc, colaborar en un proyecto social construyendo pozos en Etiopía y crear un documental que lo contara todo. El éxito lo motivó a fundar MundoCero, una productora de cine social que dona sus beneficios a ONGs. Para celebrarlo, Ibon volvió a correr el Mont Blanc, otra vez. 


Mundo Cero. Es una productora audiovisual comprometida en crear contenido para educar, concienciar y generar un cambio positivo en la sociedad. “Pero, sobre todo, una productora que explora un universo completamente diferente de los contenidos sociales”, explican.

¿Cómo definiría Mundo Cero? Hacen una labor muy importante. ¿Conciben la cultura como una herramienta para cambiar el mundo?

-Sí, al final es intentar, con lo que sabemos hacer -que en nuestro caso es el audiovisual- implementarlo para intentar crear un impacto positivo e inspirar a gente para que quiera participar haciendo sus cosas en mejorar el mundo y no tanto criticar lo malo. 

¿Qué siente cuando escucha a la gente decir: “Es que el mundo es como es y no vamos a cambiarlo”?

-Lo entiendo, porque yo dentro de mi vida también he tenido etapas en las que era así. Antes de mi crisis, yo era una persona, como vasco y tozudo que soy, en el yo soy así y no puedo cambiar. Mi filosofía era esa. Gracias a correr en mi caso, al deporte, y a crear, me ha llevado a cambiar. Creo que he cambiado mucho y soy todo lo contrario a lo que era hace 12 años. Creo que todo se puede cambiar si tú haces por cambiarlo. El mundo va cambiando y nos tenemos que ir adaptando. 

Con este documental nos han animado a ser parte del cambio en positivo. Muchos reconectarán con la montaña. ¿Hay alguna cima que le recuerde a su hogar?

-Siempre que vuelvo a Bilbao subo al Pagasarri. Forma parte de mis entrenos diarios. Es el más representativo para mí. 

“Siempre que vuelvo a Bilbao subo al Pagasarri”

Para el estreno también volvió a Bilbao. Es otra vuelta a las raíces, ¿no?

-Claro. Es como mi base. Siempre que arrancamos algo o vamos a estrenar algo me gusta hacerlo en casa siempre que pueda, hacer todo lo que pueda allí, y con Arcadia, la productora que monté hace veinte años, llevamos ya rodada alguna peli en Orduña -donde están enterrados mis aitites por parte de ama- y estamos mirando para hacer varios proyectos allí. Todo lo que puedo, voy para allí.

El cine nos regala enseñanzas, pero a usted también amigos. Con Pablo Berger, sin ir más lejos, ha participado en diferentes producciones. ¿Es el cine una forma de crear y fortalecer amistades?

-Desde luego. Cine o no, cualquier trabajo que tienes, pasas muchas horas con la gente y al final algunos de ellos se acaban convirtiendo en grandes amigos. En el caso de Pablo es una cosa muy especial también. Los dos en una vida pasada trabajamos de consultores en una firma de consultoría que no tiene nada que ver con el cine, y nos presentaron. Luego tuvimos la primera aventura, Blancanieves, que acabó saliendo muy bien pero nos costó mucho levantarla, fue una carrera de fondo. Nos unió mucho y desde entonces trabajamos juntos en todas las pelis. El año pasado tuvimos la suerte de estar nominados en los Oscar. Vamos creando muchas amistades por el camino. 

Y las que le quedan. Si tuviera ahora que pedirle un deseo al futuro, ¿qué sería?

-Me gustaría hacer crecer lo máximo posible Mundo Cero y poder meter ahí a grandes directores para mejorar el mundo, que el cine sirva para algo más que entretener, que provoque impactos positivos en la gente.