la Policía Foral comenzó el curso entrando con casco y equipo de defensa en la Universidad Pública; lo continuó con la misma indumentaria, reforzada, en la huelga general del 26-S, y la semana pasada nos sorprendió anunciando la sustitución, cara al invierno, de la boina de fieltro por la visera. Ya estaban los de siempre farfullando que lo que quieren es desviar la atención, y que se hable de la identidad que da la txapela y no de cargas desproporcionadas, ni de los 22 detenidos, ni de las 15 denuncias de ciudadanos por presuntas agresiones.
El caso es que igual tienen razón. Lo digo porque, mirando los temas de que más se ha hablado en Navarra en la última semana, resulta que ganan las boinas rojas de la Policía Foral, las gafas blancas de la Policía Municipal y un zapato gigante robado a todas ellas, además de a la Policía Nacional.
El primer tema, que el nuevo uniforme sustituya la txapela por una gorra gris, fue denunciado por los sindicatos policiales como "una pérdida de identidad" y un gasto innecesario, y se ha convertido en símbolo de la euskofobia del equipo de Barcina, que no quiere cerca nada vasco, ni siquiera una boina con rabillo. El segundo, la sanción a cinco policías municipales con suspensión de empleo y sueldo por usar gafas de sol blancas, destaca como un nuevo método disciplinario del inefable Simón Santamaría para escarmiento de revoltosos. Y el tercero es de traca: la desaparición en la noche del viernes de un zapato de 100 kilos y 3 metros de altura de la mismísima plaza del Vínculo, para aparecer de madrugada unas pocas manzanas más allá, en los fosos de la Ciudadela. El zapato, firmado por el artista Gondolfo, cambió de lugar sin que ninguna de las cámaras que vídeo vigilan casi cada palmo del centro de la ciudad lo detectaran, y sin que lo viera ninguno de los miles de agentes de alguna de las policías que nos colocan en el primer lugar estatal en presencia de efectivos (5,4 por mil habitantes), solo superado por Alsasua (que tiene 9,2).
Entre las tiras cómicas, las redes sociales, las encuestas y los comentarios de la prensa digital, no quiero ni pensar lo que habrán tenido que oír estos días en casa, en el bar, en el gimnasio o en la puerta del cole los forales, municipales y otros policías de a pie, para quienes -ni gafas ni boinas- en realidad son el casco, el pasamontañas y los instrumentos de defensa las prendas que protagonizan su fondo de armario.
Ya ven cómo está el nivel de conversación, y eso que aún faltan las crónicas de mañana, festejando a la patrona de la Guardia Civil. Un tema tan serio como el de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, cerca de 4.000 agentes en total en Navarra, la millonada que nos cuesta y reducido, como en las boutiques, a la sección de Complementos.