HACE ya unos cuantos años, exactamente mi edad más 34 semanas aproximadamente, tan solo era un intento de personica, es decir, un feto con aspiraciones. Fue entonces cuando se empezó a desarrollar mi sexo cromosómico, gonadal y hormonal. Quizá al mismo tiempo o algo más tarde, comenzó también mi desarrollo cerebral todavía embrionario, en el cual, al parecer de los estudios más recientes y de la teoría más aceptada, se desarrolla también la identidad de género, es decir, hablamos del sexo cerebral.
Lo habitual es que, en su desarrollo, coincidan los sexos cromosómico, gonadal, hormonal y cerebral en los mamíferos. Y también sucede que en ciertos individuos se produce una desarmonía o alteración en el proceso de diferenciación sexual del cerebro. El término alteración no conlleva significado de disfunción o anomalía cerebral, en absoluto, ya que el desarrollo cerebral en estos individuos es completamente correcto. De manera sencilla y natural, ocurre la llamada desarmonía y, así, puede darse el desarrollo sexual de tipo físico en sentido masculino y el desarrollo sexual cerebral, que llamamos identidad de género, en sentido femenino y viceversa.
En resumen, las personas transexuales, como quien suscribe, no estamos enfermas, ni padecemos locura, ni tenemos ninguna disfunción cerebral. Permítaseme decir que hemos sufrido la aventurada situación de que, de forma natural, nuestros sexos físicos y cerebrales se han desarrollado, ya desde la época fetal, en distinto sentido.
Descubrir todo ello es muy costoso y trae mucho sufrimiento no solo a la persona transexual, también a su entorno familiar, de amistades, en el ámbito laboral y social... Y, sin embargo, Ilota Ledo, asociación de transexuales, amigos y familiares de Navarra, nos unimos y nos comprometemos con la marcha del 28-J, marcha del orgullo.
Pero, nuestro orgullo no es por ser transexuales, lo cual no es motivo para jactarse, sino porque, ya que lo somos, hemos decidido vivirlo, tratar de tener una vida plena en la sociedad en la que habitamos, en la que hemos nacido y de la que no nos vamos a ir porque a ella pertenecemos. Nuestro orgullo no es por ser transexuales, puesto que esa no fue nuestra voluntad, ni nuestra decisión u opción, nos ha venido asignado. Nuestro orgullo es en el sentido de que hemos decidido vivir lo que nos ha sido dado de forma natural, hemos decidido vivir sin dobleces y con mucha mayor libertad, presentarnos ante esta sociedad tal cual somos, hacernos visibles al mundo mientras pedimos a ese mundo que nos acepte así porque así somos. Nuestro orgullo es porque hemos decidido vivir.
Y cuando hablamos de vivir, hablamos de vivir en plenitud, no de vivir sintiendo que el mundo no me ve como la persona que siento dentro, que soy en realidad. Por eso es tan importante para las personas transexuales que el mundo nos acepte tal y como nos queremos presentar ante la sociedad, aunque antes nos conocieran de otra forma. Hacernos visibles según nuestra identidad de género, y que así se nos acepte con total normalidad es primordial. No es lo más habitual como no lo es ver a personas de otra raza y color, pero no es ninguna anormalidad, es nuestra identidad.
Sin embargo, en la actualidad, con esta crisis que nos están haciendo tragar, que los poderosos de siempre han provocado aunque seamos el pueblo liso y llano quienes la estemos pagando con privaciones y con menos servicios y de peor calidad; con esta crisis que los poderosos de siempre mantienen para seguir acumulando ganancias y poder (acumulad, acumulad), se han devaluado también los valores sociales, y la tolerancia, y el respeto a la diversidad humana.
Por eso, hoy más que nunca, declaramos desde Ilota Ledo nuestro orgullo de seres humanos comprometidos con quienes luchan por la dignidad de toda persona discriminada o marginada por su opción sexual o por su identidad de género. Nos comprometemos en la lucha por la solidaridad, lo cual significa unirnos al sufrimiento del resto y, juntos y juntas desde ahí, superar lo que causa ese sufrimiento en búsqueda de una sociedad más igualitaria donde nadie sobra. Así, ni un paso atrás, hemos roto el armario.
Alizia Izal Elorz
Ilota Ledo