Un simple vistazo a los nombres de nuestra más próxima geografía local hace que percibamos la naturaleza euskérica de los términos, de los ríos, de los barrios, de las comunicaciones, de las casas y de los apellidos de los moradores que en tiempo fueran y aún hoy continúan siéndolo, en nuestra villa cebollera. El euskera, como el romance navarro ?ya no digamos nada del castellano ?, han sido lenguas propias de los habitantes de nuestra población, pero a estas alturas nadie duda de la mayor antigüedad de la primera de ellas y de su preeminencia entre los habitantes de la misma, al menos hasta bien entrado el siglo XVIII y aun posteriormente.
Este es un dato en sí mismo que por fuerza y necesidad no tiene porqué ir en contra de nada ni de nadie. La toponimia, la hidronimia, la oronimia, la odonimia, la oiconimia, la antroponimia..., así lo atestigua, estando recogida en publicaciones de todos conocidas y al alcance de cualquier vecino.1 Así también existe constancia de su presencia a través de hechos reivindicados en el transcurso del tiempo como los pleitos en torno a nombramientos de clérigos castellanos con desconocimiento de la lengua hablada por el pueblo llano recogidos por los ya clásicos estudios de historiadores, lingüistas y escritores de la talla de Jimeno Jurío, Mitxelena y Apat-Echebarne (pseudónimo del médico y escritor Angel Irigaray) y otros muchos más recientes que han ido sumándose no siendo menester traer aquí a colación por lo largo de un listado aún no concluido.
Así, por poner un ejemplo, nos recuerda Jimeno Jurío como: “Al nordeste de la capital y exenta del valle de Egüés, Uharte cabe Pamplona era euskaldún en 1721 cuando el visitador mandó al rector de la parroquia que predicara y enseñara el catecismo en lengua vascongada”. Además, siete años más tarde, en 1728, según continúa el mismo autor, “un notario leyó a los mayordomos de la Cofradía del Niño Jesús, labradores de la villa, un requerimiento judicial, haciendo constar: “y les di a entender su contenido en lengua vulgar vascongada.” Por su parte P. Ondarra nos informa de la predicación en Uharte el año de 1790 de un sermón de ánimas escrito por Joaquín de Lizarraga3, el autor más prolífico en producción euskérica de la variedad dialectal del alto-navarro meridional(hecho asimismo recogido por el biógrafo del párroco de Elcano, Juan Apecechea Perurena)
4.También existen ejemplos de lo contrario, del ejercicio aculturizador llevado a cabo por miembros de la iglesia en connivencia con el poder local, que vienen a confirmar lo mismo. Como cuando Jimeno Jurío pone el ejemplo, hablándonos de la defensa que el valle de Egüés realizara en torno al euskara, de un pleito debido al nombramiento de un cura erdaldun para la parroquia de Badostain en los años 1820-21.
Así como, incluido en el mismo trabajo, del caso de otro nombramiento por parte del patrono laico de Olloqui, esta vez de un cura natural de nuestra villa, llamado Juan Agustín de Egüés, que habiendo perdido el euskera por haberse criado en Tudela, desde los doce hasta los veintitrés años, predicando la doctrina en castellano no obstante tuvo que habilitarse en su euskera recuperándolo, entre otras cuestiones, es de suponer, para que le entendiesen.5Menos conocido es el hecho de las gestiones que Sancho de Elso, autor de la primera obra bilingüe en euskera y castellano a este lado del Pirineo, titulada Doctrina Cristiana (Doctrina Xpiana), realizara para su publicación, con presencia del Sr. Obispo incluida, año 1568, en la notaria de nuestra Villa por aquel entonces en manos de Juan Huarte.6 Pues bien, otro homónimo uhartearra, Juan de Huarte (1550-1625), sin duda alguna pariente en algún grado del anterior, subprior que fuera de la colegiata de Roncesvalles, es motivo de este escrito por el tratamiento dado a la lengua de sus antepasados en los hasta hace bien poco inéditos manuscritos por él realizados durante el periodo de su mandato en la misma.
Estos son tres: Silva de varia liccion..., Historia de Roncesvalles y Apología en favor del cabildo de Roncesvalles.7En otro lugar he tratado de este autor8 que ha sido muy consultado así como criticado por quienes han escrito sobre la historia de Roncesvalles, descuidando un tanto, tal vez, otras facetas de su producción literaria contemplando aspectos de la historia reciente posterior a la conquista del reino; cuestiones en torno a la herejía vecina, del derecho que les asiste a los canónigos de la colegiata; de los nuevos límites fronterizos del viejo reyno, particularmente en torno a la cuestión de los montes Alduides; aportando datos biográficos de personalidades como la del Doctor Navarro, Martín de Azpilcueta, hagiográficos de los santos Francisco de Javier e Ignacio de Loyola y hasta astrológicos en torno a la reiterada presencia de cometas el año de 1618 así como de sus augurios y pronosticaciones. Este autor se reivindica de nuestro pueblo ?como ya viéramos con anterioridad: “En Huarte del Valle Egüés mi lugar nativo...”( puesto que el reconocimiento de éste como villa independiente del vecino valle no sería hasta el año de 1665).
Del vascuence dice ser la lengua cantábrica de los primeros pobladores de España traída por Tubal, en línea con lo afirmado entre otros por el licenciado Poza, a quien menciona, y en contra de las tesis de Palacios Rubios que considera ser los castellanos y leoneses. Ángel Rodríguez, en la presentación a la edición de Minotauro de1959, considera al autor de Antigua lengua de las Españas (1587) como “el primer vascófilo que sostiene la teoría del iberismo euskaro”9 todavía en boga, de alguna manera, en autores como Jorge Alonso García.10 Y de la etimología de nuestra Navarra, nuestro subprior parece acercarse a las tesis mantenidas en la actualidad en las publicitarias campañas de nuestros gobiernos bajo el lema de “tierra de diversidad” al derivarla de la lengua vascongada con significación de “cosa de diversos colores, como cuando ven un ave de muchos colores dizen egaztinavarra, y porque toda su tierra es de diversas colores en partes morena, en partes blanca y en partes roxa, por este respecto dizen la llamaron Navarra y Navarreria...”11Ingenuamente, cuando me acerqué por primera vez al manuscrito sobre la historia de Roncesvalles creí descubrir una faceta ignota del autor: la de su posesión del idioma vascongado en unos versos dedicados a Nuestra Señora de Roncesvalles recogidos en el margen superior izquierdo del folio 83 (167 del PDF) y capítulo 65 titulado: De tres escudos q. se hallaron en Roncesvalles, los cuales significaban sus antigüedades y declaración del primer escudo de nna.(nuestra) Sª (Señora) el qual servia de sello al cabildo .
Sin embargo, en la investigación bibliográfica posterior pude comprobar como era recogido en el clásico estudio de Koldo Mitxelena, Textos arcaicos vascos (1964)12 que a su vez nos remitía al estudio publicado por J-B Daranatz en la RIEV 6 de 1912. También al mismo hace referencia Javier Pagola Lorente en su obra Navarra por mil caminos editada por el Gobierno de Navarra en 1999 y reimpresa en múltiples ocasiones hasta la que poseo del reciente 2008.13 El número dedicado a Roncesvalles de la revista Ze berri de junio de 2003 también lo recoge. El texto tomado de la primera referencia es el siguiente:Aynguiruen erreginaOrierriagan xarriric,
Aynguiruen compañian
Gloria guztiz veteric,
Çu zarade ederrena
Creaturen ertean,
Gloria ere andiago
Çeru eta Lurrean.
Sandulariac ecusi du
Gozo andis veteric,
Jhs. Jaincoac eman dio
Benedictio ederric.
Mas la cosa no solamente queda ahí, puesto que a la recuperación del texto en momento dado se le puso melodía y traducción. Ello fue posible gracias al rescate que el capuchino P. Jorge de Riezu hiciera del archivo del P. Donostia en Lecároz y su edición con el título de Aingiruen Erregina en Nafarroa-ko Euskal-kantu zaharrak.14
La traducción según el padre capuchino sería algo así como: Reina de los Angeles/sentada en Orierriaga (Roncesvalles)/en compañía de los angeles/toda llena de gloria.Tú la más hermosa/de entre las criaturas/mayor también gloria/en cielo y tierra.El peregrino la ha visto/lleno de alegría/Jesús el Señor le ha colmado/de ricas bendiciones
El padre Riezu apostilla, en nota a pie de página, el que: “No conociéndosele melodía, se le ha aplicado una tonada de los papeles del P. Donostia, recogida en la Baja Navarra, que recuerda un tanto el conocido himno Virgo Des Genetrix.”
Por lo demás el texto de Mitxelena comete dos pequeños errores, no relevantes para el caso que nos trae, y seguramente debidos a la fuente de la que nos habla, como son aquellos de la datación de la Historia de Roncesvalles, que dice ser fechada en el 1619 cuando en su guarda aparece la de 1617, así como la fecha de la muerte del subprior en al año 1620 cuando aconteciese en el de 1625. Hechas estas dos pequeñas salvedades merece la pena recoger algunos de los comentarios realizados sobre el mismo por nuestro más reconocido lingüista. Dice así:
Huarte nos dice que la estatua de Nuestra Señora de Roncesvalles apareció en el siglo X en el “prado llamado Orierriaga”. Este es, según se ha visto arriba, el nombre de una de las bustalizas citadas en el documento de 1284.Como nombre vasco de Roncesvalles, Orrierriaga (sic) ocurre en las notas enviadas por Oihenart a Pouvreau, RIEV 4 (1910), quien copió Orreriagua.En nuestros días, según se deduce de las versiones en distintas variedades de la balada Orreaga de Arturo Campión (Pamplona, 1880), ésta, Orreaga, parece ser la forma más difundida del nombre vasco de Roncesvalles, con las variantes Orriaga y Orrea, esta última en Aezcoa y también en Baja Navarra.
Pero Oyarría, nombre que se le da o se le daba en Baztán, se mantiene más fiel en varios puntos al antiguo Orierriaga.Continúa matizando otras cuestiones como son la denominación sandulari por peregrino con otras variantes conocidas; de terminaciones propias del dialecto alto-navarro meridional, variedad que le era propia al subprior por ser la de su lugar de origen; así como que en cuanto a métrica es referido, escribe tratarse de un “zorcico menor, algo así como un romance castellano con rimas agudas (8-7-8-7).”15 Del mismo modo Javier Pagola, en su obra anteriormente mencionada llama la atención del uso de este término por Juan de Huarte argumentando que “expresa el nombre euskérico que conviene al solar de la colegiata”.
Ninguno de ellos, no obstante, menciona el origen cebollero, tipulazorro,16 salvo, eso sí, Pérez Goyena en sus Apuntes históricos de la Villa de Huarte, aunque si bien, al menos en esta breve obra, ignorando su condición de euskaldún.