l alcalde de Pamplona Enrique Maya accedió ayer a convocar la Mesa de los Sanfermines. Lo hizo obligado por la mayoría del Ayuntamiento (EH Bildu, PSN y Geroa Bai) y ante la petición de la Federación de Peñas que ya advertía que cualquier intento de celebrar los Sanfermines podría tener "graves consecuencias en la salud de la ciudadanía". El equipo de gobierno municipal no solo anuncia que prepara un programa de fiestas en el que al parecer están trabajando de manera unilateral sino que sigue alimentando la idea de protagonizar unas fiestas sea como sea y a costa de lo que sea. Por mucho que matice que dependerá de la evolución de los datos sanitarios y del "sentido común" lo cierto es que el alcalde no se baja del burro y no descarta que haya un cartel festivo con su cuño. Tampoco ceja en su empeño por conseguir unos festejos taurinos a principio de julio en la ciudad, es decir, a cuatro meses vista. Alude a que si hay corridas de toros en Logroño o Santander porque "sanitariamente se puede" también debería haberlas en Pamplona. A estas alturas de la pandemia, cuando se cumple un año desde que se decretó el estado de alarma, no se debería jugar con las ilusiones de la gente ni de competir con celebraciones. Ya quedó claro que las manifestaciones de la presidenta María Chivite dando por clausurados los Sanfermines obedecían a un criterio de responsabilidad. Por muy limpios que vayamos en contagios, quedan semanas de prueba y una Semana Santa por delante. No podemos arriesgarnos a tentar con una marca como es Pamplona y San Fermín que atrae a miles de personas. Y curiosamente son las peñas las que, de forma prudente, advierten que no es momento para pensar en unas fiestas masivas, populares y cercanas. Lo prioritario es acabar con la pandemia y no abrir ninguna puerta a la masificación. Por otro lado, ignora Maya que no se trata de convocar -la Mesa de Sanfermines- un órgano "consultivo" que no ejecutivo para cumplir un mero trámite sino de huir de personalismos y trabajar de forma conjunta con los colectivos y asociaciones que están detrás de la fiesta. También para repensar en estas fiestas porque no olvidemos que sería un momento idóneo para revisar y actualizar un programa oficial que se va repitiendo año tras año y que requiere una vuelta de tuerca, siempre de la mano del tejido asociativo, social y cultural. Y precisamente uno de los temas que merece una reflexión tiene que ver con los toros.