si sale bien? Por qué no. Hay que empezar a ver las cosas con un poco más de optimismo. Quizás esta vez sea la definitiva y por fin vayamos dejando atrás el virus y otras muchas cosas que han llegado con él. De momento la entrada en esta fase sin restricciones ha sido más pausada, más lógica, más medida, más en la línea de dónde venimos, quizás porque sabemos hacia donde queremos ir y por donde no volver a pasar. Pero es tiempo de empezar a ser más positivos en el verdadero y buen sentido de la palabra y empezar a pensar que las cosas ya solo pueden ir a mejor. El pensamiento es importante y determina muchas veces lo que acaba sucediendo. Por eso hay que mirar para adelante con los ojos bien abiertos. Pero la mente tiende a menudo a ponerse en lo peor, a sufrir por dolores que aun no han llegado, a imaginar situaciones complicadas y tratar de salir de ellas sin ni siquiera haber entrado. A imaginar desamores en pleno enamoramiento, a suspender antes de intentar aprobar, a rendirnos a la frustración demasiado pronto. Vivir el futuro como si algo malo estuviera pasando es un mal aliado, de alguna manera es llamar a que lo malo acabe ocurriendo. Pero si pensamos en que algo bueno nos va a pasar, puede que acabe pasando. Si algo deberíamos haber aprendido de este tiempo de pandemia es a vivir el momento, a mirar el presente, a sentir lo que tenemos aquí y ahora, a disfrutar cada día. Sin renunciar a soñar, porque sin sueños, sin ilusión, sin esperanza, vivir es una rutina que casi nunca encaja. Y ya ha habido que encajar muchas piezas últimamente, montar y desmontar el puzzle cada día. Un puzzle conocido pero no por ello menos complejo, en el que cuando todo parece ya colocado de nuevo toca volver a empezar. Ahora tenemos la oportunidad de cambiarlo, de elegir un paisaje diferente, de crear entre todos y todas este tiempo nuevo que se abre. Aprendiendo de los errores sin renunciar a nuevos aciertos. La sociedad necesita pilares sólidos que fortalezcan nuestros servicios públicos y personas comprometidas con lo común dispuestas a ser una pieza más, que suma desde el anonimato para crear ese puzzle. El individualismo divide y es perjudicial para este presente complejo, hay que apostar por la solidaridad, la generosidad y la empatía y mirar más allá de cada cual hacia ese horizonte de esperanza que sí o sí está al otro lado.

La sociedad necesita pilares sólidos que fortalezcan nuestros servicios públicos y personas comprometidas con lo común dispuestas a ser una pieza más desde el anonimato