ala Madrid y nada más, como reza el himno merengón. Punto pelota. Porque el buen español debe alegrarse por la decimocuarta Copa de Europa del Real y además tiene la obligación de aguantar la turrada de los éxitos blancos aunque nos pongan negros. Ya total por qué no cambiar el artículo segundo de la Constitución para suprimir el término nacionalidades, como propone a modo de epitafio Ciudadanos al PP y Vox, y de paso imponer al Real Madrid como equipo predilecto de las 17 regiones resultantes en tanto que símbolo de unidad patria. Eso sí, de modificar la Constitución para someter a la institución real al veredicto directo de las urnas -o para que como mínimo el soberano del Reino deje de ser expresamente inviolable y por tanto impune-, rien de rien. Pues el español que se viste por los pies saca pecho como madridista y también como monárquico así le manguen en la jeta, ya que Juan Carlos será un caradura pero le debemos la democracia y además su hijo ha aprendido la lección y blablablá. Aunque suene a chiste, la cosa no está para bromas. Más vista semejante involución centralista desde un territorio histórico como Navarra, cuyo engarce en el Estado compuesto que se arbitró en 1978 se sustenta en el autogobierto cimentado a su vez en el Convenio Económico. Una autonomía fiscal, desde la premisa de mantener una presión global no inferior al régimen común, clave tanto para el bienestar actual como para el porvenir de nuestra sociedad que nada tiene de privilegio. Al contrario, Navarra contribuye a sostener las cargas del Estado en función de su renta y no de la población, en un ejercicio de responsabilidad exclusiva financiera y tributaria sobre la base de las competencias propias. Ante la ofensiva jacobina, esencialmente antinavarra, ni un paso atrás. Y eso concierne en particular a UPN, sigla todavía licuada en el engrudo de Navarra Suma con los mismos que quieren tratar a esta tierra como una región más en el mejor de los casos. Un café para todos que en realidad resulta cicuta para la ciudadanía navarra. Los derechos históricos se defienden con la misma camiseta, pongan la roja de Osasuna. La política lógica antes que ideológica. Por ti, por mí. Por todas y todos.

Ante la ofensiva centralista del 'Hala Madrid y nada más', tan netamente antinavarra, ni un paso atrás; el autogobierno se defiende con la misma camiseta, todos a una