El alcohol, estimulante del machismo. De siempre. Y más en contexto de fiestas. Han pasado 50 años y la hemeroteca de efemérides lo ha recordado. El cantante de origen argentino Luis Aguilé (Buenos Aires, 1936-Madrid, 2009) protagonizaba en el teatro Victoria, de Barcelona, la comedia musical “Una gran noche”, ambientada en los Sanfermines. El cuerpo mixto de baile vestía de pamplonica, con dudosa ortodoxia en el nudo del pañuelo, la colocación de la faja y el encaje de la txapela. El tema musical central tenía la intención de llegar a ser canción del verano. Su título: “Vamos a Pamplona”. El disco estaba cantado en simulación de una borrachera. Fragmentos de la letra: “El 7 de julio me siento soltero. Por mucho que grite mi pobre mujer, si quiere seguirme que corra tabernas, me coja la bota y aprenda a empinar”, “Qué bueno es el vino que te hace olvidar la cara de bestia que tiene tu mujer. Si naces con suerte, como hay tanta gente, por los Sanfermines la puedes perder”. Advertido el Alcalde Accidental desde una emisora de radio local -que omitió su difusión-, el Ayuntamiento decidió quejarse oficialmente ante el Ministerio de Información y Turismo. Cuando se enteró del revuelo, Luis Aguilé creyó en un principio que el Ayuntamiento de Pamplona le otorgaba una distinción. Y describió al personaje que encarnaba (“De familia tradicional, destacado deportista, no bebe, no fuma”) y su “terrible problema” (“Un sorbo de cualquier bebida alcohólica y continua bebiendo hasta perder completamente la noción de lo que ocurre a su alrededor”). Casado la noche anterior sin enterarse, unos amigos estudiantes le proponen “Vamos a Pamplona”. Saben que cuando bebe se pone muy alegre. Ese es el punto de arranque de la canción. Aguilé compareció en Pamplona ante los medios de comunicación. Defendió su trabajo. Reconoció que, sacada del contexto de la comedia, la canción era “equívoca”. El alcohol y el machismo han perdurado más que la canción.