Un total de 9.387 pensiones en Navarra superarán por primera vez los 3.000 euros mensuales en 2023 por la revalorización del 8,5% que ha previsto el Estado debido a la elevada inflación, según los datos de la Seguridad Social. Se trata de una minoría privilegiada (el 6,6% del total) -que, cierto, en su momento también cotizó en bases altas o máximas- entre los 96.246 pensionistas que contabiliza la Comunidad foral (140.935 incluyendo pensiones por incapacidad permanente, orfandad y favor familiar) y que sortearán bien la crisis. No así el grupo situado en el tramo que más pensiones acumula, entre los 650 y 750 euros, con 21.353 pensionistas que representa el 15% del total: el que más dificultades tendrá a final de mes por el encarecimiento de la vida y que debe hacer frente a los mismos gastos que el resto de los pensionista. La media de jubilación en Navarra pasará de los 1.415,71 euros de este año a los 1.536 euros en 2023, 120,3 euros más, mientras que las de viudedad (29.680) se revalorizarán hasta los 934,4 euros, 73,2 euros más. Una noticia positiva en un contexto de crisis pero que contribuirán a ensanchar aún más la brecha de poder adquisitivo que separa a las generaciones jóvenes de las más mayores. El salario medio de Navarra se situó en 2021 en 1.887 euros pero con diferencias acusadas según edad. Así las personas menores de 25 años y en el tramo entre 25 y 34 años tuvieron un salario medio inferior a la media en un 52,7% y 17,0% respectivamente según la última estadística, de tal forma que hay pensionistas, sin hipotecas seguramente, que ganen tres veces más que chavales jóvenes en edad de trabajo. Además, con datos de septiembre los salarios han perdido una media del 6,5% de poder adquisitivo este año. En todo caso los próximos años el sistema de pensiones se enfrenta además el reto de la jubilación de la numerosa generación del baby boom. Unos 70.000 trabajadores navarros de al menos 55 años -así como otros 20.000 que por diferentes cuestiones ni trabajan ni buscan empleo- van a alcanzar durante la próxima década la edad de jubilación. Plataformas de pensionistas cuestionan a su vez que con incrementos porcentuales las pensiones mínimas no cubren el aumento del coste de los productos básicos y se amplía todavía más la brecha entre pensiones bajas y altas. Mantienen que la subida lineal es más justa. Un debate pendiente al que se suma la sostenibilidad del propio sistema (dos ocupados por cada jubilado) que requiere políticas de activación del empleo y de la natalidad, y otra mirada a la inmigración como activo.