Ha llegado el frío y soy de las que ha esperado hasta el último momento, primero para aclararme con el método de ahorro, y segundo, para llamar a mi compañía de gas para cambiarme a la tarifa regulada TUR2 (consumos de hasta 15.000 kWh/año). Me informo y veo que el precio medio del mercado libre es de 0,1735 euros mientras que la tarifa regulada fija un coste de 0,0606 euros. Voy de cabeza sí... pero me resulta misión imposible y con esperas de teléfono de más de 50 minutos. Tres días intentando contactar con Naturgy y sus líneas parecen estar colapsadas cuando llegas a la opción deseada. Empiezo a pensar mal. Me dicen que ocurre con todas. Se ve a las compañías no les conviene, que obtienen menos beneficios porque si hacen un par de años el cambio era rápido y sencillo, ahora es una odisea. En el caso del recibo de la luz, te recomiendan al revés, abandonar la tarifa regulada y pasarte a al libre. Todavía no he empezado. Según la OCU, solo un 11% de los consumidores entiende por completo su factura. Para empezar si están en el mercado libre (donde cada compañía puede fijar sus propias tarifas) o en el regulado (sí, el del PVPC), que son precios fijados por el Gobierno y que se revisan cada tres meses. Entre otras razones, porque las propias eléctricas han alimentado durante años esta confusión. Un lío teniendo en cuenta que se paga a dos compañías, la distribuidora y la comercializadora. Ya les digo, hay que hacer un máster para pagar los recibos de casa.