El pasado 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una jornada que ha marcado numerosos actos en la agenda de estos días y que tiene como objetivo incidir en la reducción de la brecha de género en este campo y tratar de dar a conocer referentes femeninos, tanto del presente como los grandes olvidados en la historia, pese a haber sido nombres de mujeres imprescindibles en muchos descubrimientos y avances. La falta de referentes femeninos es precisamente uno de los puntos a solventar entre las más jóvenes ya que marca su elección a la hora de elegir una carrera. Como dato reciente, solo el 7,6 % de los referentes científicos incluidos en los actuales libros de texto de la ESO son mujeres. En los últimos años desde las instituciones se está haciendo un esfuerzo importante por acercar las carreras y vivencias de mujeres de profesiones técnicas o científicas a los colegios e institutos para que expliquen su propia experiencia al alumnado y traten de abrir nuevas puertas por las que las niñas y jóvenes puedan adentrarse en el mundo profesional de ramas casi desconocidas para ellas. No es fácil. Las mujeres todavía lo tienen difícil en este campo. Son minoría en las ingenierías y aunque cada vez más optan por carreras científicas de las ramas Bio, la igualdad no se da. Los datos en Navarra no son muy diferentes del resto del Estado, donde las mujeres copan tan solo el 28,5 % de las plazas en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés). En la Comunidad Foral el 22% de las alumnas elige estas carreras frente al 43% de los hombres. Una brecha de género que también se refleja al acabar la carrera en la investigación y en los puestos de liderazgo: solo una de cada tres personas dedicadas a la investigación en todo el mundo es mujer. Y aunque en especialidades de Ciencias de la Salud hay muchas más mujeres, éstas siguen sin estar en los órganos de decisión. Y es que si ya es difícil la propia elección, a medida que se va avanzando en la carrera científica muchas mujeres se quedan por el camino. La conciliación familiar, la maternidad y cuestiones sociales son todavía la justificación principal para ella. Se va avanzando, pero la brecha de género en este campo todavía exige un mayor esfuerzo de instituciones y empresas para que ser mujer y científica sea una elección profesional y no un acto heroico.