En este país no hay debate sin polémica, ni polémica sin debate. Opinar es libre y casi nadie se resiste a hacerlo, a veces de qué se opine es lo de menos y el conocimiento que se tenga del hecho opinable también. Y más en las redes. Tristemente todo vale. Pero hay cuestiones que no admiten matices. Temas en los que hay que ser tajante. La necesidad de legislar de manera clara el delicado asunto de los vientres de alquiler, la gestación subrogada que queda menos duro, o lo que es lo mismo pagar a una madre por la gestación de un hijo que no será suyo sino de quien paga. El tema no necesitaba una Ana Obregón para pasar a primer plano, pero ha tenido que ser ella y no otra la que ha reabierto un debate nunca cerrado y que precisa de una legislación clara y ya urgente. Comprar bebes no es ser madre o padre, es otra cosa. De entrada en este país es un delito, aunque luego esos hijos se puedan inscribir. Las razones que llevan a muchas personas a recurrir a esa práctica seguro que son comprensibles en su deseo de formar una familia y para ellos y ellas hasta el fin puede que justifique los medios. Pero no los justifica, y menos cuando se prima el interés o el deseo del adulto por encima de los derechos del niño o niña. Porque la maternidad ’es un deseo, que a veces se convierte en necesidad, pero no un derecho. Y hacerlo a la edad de 68 años es todavía más cuestionable, simplemente por ley de vida. Muchos medios titularon la exclusiva como “Ana Obregón es madre a los 68 años”, y mostraban su foto en silla de ruedas saliendo del hospital con el bebe en brazos, como si la maternidad fuera una especie de título en una universidad para la tercera edad, una frase que no hace más que camuflar algo ilegal aquí, porque detrás de ese deseo, que no derecho, a ser madre al precio que sea, hay mujeres explotadas. Pocas veces las ministras del gobierno habían estado tan de acuerdo en algo, en calificar de delito lo que realmente lo es, una práctica que instrumentaliza y cosifica a la mujer. Que antes personas anónimas y otros famosos con dinero, que se creen que todo se puede comprar, lo hayan hecho, como la baronesa Thyssen a sus 64 años, no lo avala. Y en el caso que ha saltado a las portadas e informativos estamos hablando de una mujer herida por la pérdida de un hijo con el dolor que ello comporta. Y muchas empatizamos con ese dolor, con esa pena de quien se siente muerta en vida, pero ahora trata de llenar su vacío con una nueva criatura y se refugia en ella, dejando en esa pequeña recién nacida todo el peso de su tristeza. Y encima le anuncia ya cual será su futuro: ser portada de la prensa rosa, otra Ana Obregón.