No es por ponerme medallas pero creo que el primero que reflexionó en términos futbolísticos en estas elecciones fue un servidor, que hace meses en una reflexión publicada en este medio utilizó conceptos como “hay partido”, “puede haber remontada”, o comparando al PSOE con el Real Madrid de la Champions. Por cierto, el señor Feijóo con su falta de originalidad habitual lo señalaba el último día de campaña. Pobre. Y llegó el gran día, el recuento se produjo y saltó la sorpresa, en el último instante de la prórroga las izquierdas fueron capaces de meter el gol definitivo.

Los números dan para repetir gobierno de coalición progresista y no dan para lo contrario. La sociedad de este país ha frenado aunque sea por los pelos, la posibilidad del tremendo peligro que suponía un gobierno de la derecha extrema del PP y la extrema derecha de VOX. Un siniestro gobierno con Feijóo de presidente y Abascal de vicepresidente.

A pesar del enfado con algunas acciones del gobierno de coalición como el error cometido con la ley del “sólo sí es sí”, de las tensiones entre sus dos socios y la bronca en la izquierda a la izquierda del PSOE, a pesar de palos en las ruedas que algunos han metido los últimos tiempos, la ciudadanía progresista ha sabido estar a la altura de las circunstancias y con sus votos han sido capaces de colgar una gigantesca pancarta con el “No pasarán” de nuestros antepasados.

Antes no los pudieron frenar pero ahora sí. Supongo que esta noche del 23 en la que escribo estas líneas en sus sedes, especialmente la de la calle Génova de Madrid estará habiendo llanto y crujir de dientes ya que daban por hecho una mayoría absoluta holgada. Tengo más dudas de que eso mismo esté pasando en la puerta del Sol, donde Ayuso y su secuaz MAR ya estarán preparando la guillotina por la que pasarán las cabezas de Feijóo y los suyos coma antes pasaron las de Casado y su gente.

Algún día se escribirá el papel que MAR entrando a última hora en la campaña ha tenido en esta inesperada derrota para la derecha. Quizás los numerosos errores cometidos durante la última semana que ha provocado la movilización del electorado progresista, tengan que mucho que ver con él. El caso es que lo que parecía imposible en la noche depresiva del 28-M lo ha sido este 23-J. La jugada maestra de Pedro Sánchez adelantando las elecciones le ha salido, nos ha salido bien. ¿Suerte, coraje, miedo a lo que podía venir? Puede que un poco de todo. ¿A partir de ahora qué? Primero aprender de los errores cometidos para nunca más volverlos a cometer. Nada de des sintonía entre los socios de gobierno, nada tampoco de tensiones internas, nada de leyes lanzadas sin estar seguros de sus efectos, nada de llevar asuntos importantes como la ley de la reforma laboral sin garantizar que se tiene los votos para sacarla adelante. Trabajar más seriamente las apariciones públicas, saber vender el producto de lo mucho que el gobierno de coalición está haciendo. Por último tenemos ahora una nueva legislatura para solucionar el último gran problema heredado de nuestra Transición, las tensiones centro-periferia. Veremos.