Intenso domingo político casi en la víspera de la improbable investidura de Feijóo. Discursos y actos desde todos los sectores, con el viejo y el nuevo PP en Madrid y Pedro Sánchez desde Catalunya, como actores principales. El PP ha querido esta vez desmarcarse de la foto con Vox, huyendo del mal fario de Colón, pero también es cierto que ahí está su peso electoral y los acuerdos entre ambas formaciones en varias autonomías. La miradas y las palabras están puestas en un otoño caliente en dos tiempo: la seguramente fallida investidura de Núñez Feijóo esta semana, para la que cuenta con UPN, y la incierta pero posible de Sánchez después. En cualquier caso lo que está en juego no es solo la investidura sino la legislatura. De nuevo el Estado se asoma a un escenario de todo o nada. Un acuerdo que permita una gobernabilidad de cuatro años con los números más ajustados que nunca o repetición electoral, con lo que conlleva. Y ese pacto tiene la amnistía como icono, pero en realidad se juega sobre otro asunto más profundo, delicado y necesario como es un nuevo modelo territorial. Los mensajes de los populares de ayer y de hoy (desfilaron por el atril de la plaza de Felipe II desde Aznar a Rajoy pasando por Isabel Díaz Ayuso y el líder actual) y los que llegaron la pasada semana de algunos ex dirigentes socialistas como González y Guerra, en el fondo van más hacia una determinada manera de entender el país y el concepto de “igualdad” –uno de los eslóganes del acto del PP de ayer– que en realidad se traduce en “centralización y uniformidad”. Sin restar importancia al reto político, legal y judicial de la amnistía o a las sombras de “tránsfugos” ni a la necesidad de insistir en las apuestas y reformas sociales, una nueva articulación territorial desde la diversidad y la equidad es lo que puede marcar o no la estabilidad en los próximos años, a la vista de la actual correlación de fuerzas en el Congreso en el que Pedro Sánchez tiene un margen de maniobra y de geometrías mucho más escaso que en la anterior legislatura. La política española está en plena ebullición con una olla a presión de la derecha mediática que ha elevado el tono en los últimos días de manera notable. El martes comienza una fase importante para saber si en enero hay nuevas elecciones o nuevos presupuestos. De momento todo apunta a que Feijóo tiene ya la investidura perdida, pero Sánchez todavía no la tiene ganada.
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