La última vez que escribí a favor de la descentralización de espectáculos en Pamplona para evitar que cualquier evento tenga que ser escuchado, bailado o mirado en el mismísimo Casco Viejo de la ciudad, me pusieron a parir. En redes dijeron que era aburrida, una amargada... y eso que sólo sugerí colocar pantallas para ver fútbol en algún otro emplazamiento que no fuera la sufrida Plaza del Castillo. Ahora leo que el Ayuntamiento dice apostar por extender la oferta cultural a todos los barrios y descongestionar lo viejo. El área responsable de estos menesteres habla de ciclos y propuestas para amenizar con música distintos rincones, asegura que recogerá las sugerencias vecinales y precisa que todo se hará potenciando la oferta lingüística, la paridad, la igualdad y la diversidad de estilos. En verdad, he pensado que eran buenas noticias hasta que me ha surgido una duda. ¿Con esta iniciativa, se busca en verdad limitar y rebajar la saturación que soportan algunas zonas de la ciudad como espacios de ocio o simplemente se trata de colocar aquí un cuarteto de cuerda y allá un grupo de jazz? Es decir, ¿el Consistorio sigue apostando por un Casco Viejo que recoja y soporte todo tipo de actos culturales, folklóricos y alcohólicos o sí imagina dar una tregua a sus residentes?