A raíz de la iniciativa de una madre navarra ya se ha montado un buen grupo de padres y madres en Navarra –son ya varios miles– para tratar de poner coto al uso de los móviles por parte de niños y niñas de 10, 11, 12, 13 años y más. Me parece una iniciativa fantástica, en la medida en que los adultos somos, en primera persona, perfectamente conscientes de los riesgos que tiene el uso y abuso de un aparato así a niveles de adicción y también de los riesgos derivados en forma de acoso, contenidos inapropiados, desconexión de los juegos que encajan con sus edades, desinterés… Montones de situaciones que hacen que el móvil, a determinadas edades, sea una bomba de relojería.

Sin criminalizar a nadie, porque cada cual es muy libre de hacer lo que quiera, sí que parece muy positivo que en las diferentes aulas los padres y madres se pongan de acuerdo y busquen un consenso mutuo lo más amplio posible para no facilitar a sus hijos e hijas el dichoso aparato, puesto que todos sabemos que si tres amigos o amigas lo tienen el resto van a querer y se produce un indeseado efecto cascada. Si nadie o casi nadie lo tiene, quien no lo tenga no va a ser considerado el bicho raro y todos contentos. Y así darles tiempo a madurar para que cuando lleguen a él sepan manejarlo más correctamente. Además de eso, el movimiento pretende que se prohíban en los centros escolares, algo que confío que sea tomado en serio por el Parlamento de Navarra y por el Gobierno de Navarra y Educación. Los centros escolares estuvieron sin móviles hasta 1997 o más y a los escolares no nos pasó nada. Si por causas muy concretas y justificadas algún alumno o alumna debe llevarlo, correcto, pero la norma general debería ser la de ni un solo móvil. Así que mis mejores deseos para la iniciativa y para todos los centenares de subgrupos que se van a ir gestando en los colegios navarros.