Por razones que no vienen al caso, solo pude seguir el anuncio del pacto entre el PSOE y Junts a través de las alertas del móvil de diferentes medios de comunicación. La torrentera de titulares que llegaban parecían dar cuenta de la rendición total de los socialistas a Puigdemont.

Se hablaba como asuntos finiquitados, entre otros, de una amnistía gigantesca, la cesión de todos los tributos y, por supuesto, la convocatoria inminente de un referéndum sobre la autodeterminación. Con que solamente eso fuera cierto, estábamos ante un motivo para abrir los ojos como platos. Luego, la lectura de la letra pequeña del documento demostraba que, una vez más, había más ruido que nueces.

Ninguna de las cuestiones mencionadas está cerrada. Son solo puntos sobre los que se seguirá negociando. Delante de cada uno de ellos, se explica claramente que Junts tiene una postura al respecto y el PSOE, una diferente cuando no diametralmente opuesta. Salvo en lo de la amnistía, que ya estaba acordado con ERC, no se ha ido mucho más lejos que cuando se anunció aquella pomposa mesa bilateral Catalunya-Estado que, a la postre, se ha quedado en nada.

Venta a cada parroquia

Tampoco voy a decir que el acuerdo es una chufa, porque es cierto que pone negro sobre blanco alguna verdad que era tabú hasta ahora, como el reconocimiento de que hay un contencioso histórico entre Catalunya y España. Pero casi todo lo demás es una patada a seguir muy bien envuelta, de modo que Puigdemont pueda proclamar, como hizo ayer, que “el ‘a cambio de nada’ va a la papelera de la Historia”.

Puede que sea así, pero hay otras lecturas posibles. Por ejemplo, que el irredento soberanismo postconvergente ha aceptado la bilateralidad y, ojo al dato, el marco de la Constitución española para encauzar una solución al conflicto. Por lo que nos toca más de cerca, es inevitable sonreír con ternura ante la felicidad mostrada por EH Bildu por el acuerdo. ¿Es que nuestros contumaces propugnadores de la vía unilateral han abrazado el posibilismo del PNV? Y ya que menciono a los jeltzales, vuelvo a reiterar que ni su ‘sí’ ni su abstención se han entregado. Para tener en cuenta.