El nombramiento de Elma Saiz como Ministra de Seguridad Social no ha hecho sino acrecentar el run-run acerca de la posibilidad de una moción de censura que descabalgue a Cristina Ibarrola como alcaldesa de Pamplona. Saiz, que dejó un cargo de mucha responsabilidad pero también mucho peso como Consejera de Hacienda para pelear por la alcaldía de Pamplona, dejó bien claro en campaña y más o menos posteriormente que ella no iba a hacer alcalde a Asiron.

Ahora, sin Saiz en el consistorio de la capital navarra, con Sánchez en Madrid gracias entre otros a Bildu, con Chivite en Carlos III gracias entre otros a Bildu, con los presupuestos de Navarra en manos del tripartito pero también de Bildu, esto es, con tres –como pocas– situaciones en las que PSOE y PSN se han beneficiado de Bildu, llega quizá el momento de que el PSN devuelva a Bildu esos favores prestados, haciendo también caso al sentir mayoritario de la ciudadanía de Pamplona expresado en las urnas. Habida cuenta de que Bildu, con el 27,4% de los votos, fue claramente el partido más votado del bloque que está ahora en la oposición –con 12 puntos más que el PSN, 20 más que Geroa Bai y 22 más que Contigo– parece lo más lógico –al margen de las filias y fobias de cada uno– que de articularse una moción de censura ésta sea para colocar de alcalde de nuevo a Joseba Asiron, dirigente de la ciudad entre 2015 y 2019. Cualquier otra fórmula, siendo posible, parece alejada del sentido común de los números y del sentir ciudadano expresado en las urnas y solo se entendería si el PSN sigue empeñado en recibir pero no dar, cuando durante el proceso de investidura de Sánchez se ha escenificado sin mayor problema la relación entre el PSOE y Bildu casi con mayor transparencia y tranquilidad que aquí entre el propio PSN y Bildu. Gustará más, menos o nada a cada cual, pero si nos atenemos a las cifras, el camino es claro.

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Cristina Ibarrola (UPN), el día que fue elegida alcaldesa de Pamplona Javier Bergasa