Carmen Laforet, fallecida hace dos décadas, el 28 de febrero de 2004, es conocida esencialmente gracias a su galardonada novela Nada, con la que obtendría el popular Premio Nadal correspondiente, pero el interés de su obra no se limita a dicho relato, adelantado a su tiempo en diversos aspectos. Laforet, que no cuenta con una oferta literaria amplia, sí cuenta con otras piezas literarias de enorme interés.

A Nada (1945), siguieron narraciones como La isla y sus demonios (1952), obra que mantiene con la anterior muchos puntos en común, como el sentimiento de abandono; La mujer nueva (1955); La insolación (1963); Paralelo 35, libro de viajes de 1967; o Al volver la esquina, escrita al parecer en los años 60 del pasado siglo y publicada el año de su muerte por el sello Destino.

La religión, la intriga, la sociedad que le tocó vivir... varios son los aspectos estudiados y reflejados en las novelas y en los relatos más breves de Carmen Laforet, quien nunca ignoró la situación de la mujer en las distintas etapas de su vida y siempre regaló a lector y lectora personajes femeninos esenciales en dichas historias. Pero hay más, mucho más...

En la Introducción a una edición de Nada de ese año 2004, Eduardo Theirs nos recuerda que el lector “encontrará en la novela un grado tal de espontaneidad y de frescura en su prosa, y una tal fuerza en la presencia de esa extraña criatura desvalida, pero fuerte y sólida, que es Andrea”, la cual “llegará a confundir la imagen de la invención (Andrea) con la de su creadora (Carmen Laforet)”.

Se trata de una de las citas con la obra de la barcelonesa y lo cierto es que toda ella merece la pena, caso del ensayo Mi primer viaje a USA y del epistolario Puedo contar contigo, conjunto de cartas donde queda reflejada la amistad de la autora con Ramón J. Sender y los problemas del universo literario que le tocó vivir hasta que el Alzheimer se hizo con su mente cuando ya se había distanciado de la vida social, por la que, al parecer, siempre mostró escasos intereses.