Un premio merecidísmo (Berdinna del INAI) para Acción contra la Trata que esconde a su vez un homenaje a la criatura artística que desde este colectivo han creado, Las Poderosas: mujeres de diferentes nacionalidades y de raza negra que se han unido para luchar por los derechos de este colectivo marginado socialmente por la vía del empoderamiento. Muchas de ellas trabajan como mediadoras con mujeres que son víctimas de explotación sexual. Algunas de ellas pasaron como esclavas por las garras de la opresión sexual, la peor de todas, la que se ejerce hacia una mujer en situación irregular, negra y con una cultura ancestral.

Mujeres que pese a todo lo vivido quieren demostrar que después de la trata hay otra vida y que su experiencia puede cambiar realmente el mundo. Y lo cambian. Hasta darse cuenta de que el silencio y la vergüenza de quien realmente es víctima no sirve de nada hay mucho trabajo (parte del empoderamiento tiene que ver con su papel de futuras salvadoras) por parte de colectivos como Acción contra la Trata. Escucharlas merece la pena, seguramente no haya nada más revolucionario que una voz negra femenina cantando desde la fuerza de la libertad. Como la de Joy Ogbeide, una de las muchas mujeres nigerianas que viajaron a Europa para ayudar a que su familia saliera de la precariedad. Le ofrecieron prostituirse como única salida pero pudo escapar a tiempo. O Favour Roberts que viajó a Europa para ser modista pero se vio obligada a contraer una deuda de 40.000 euros a su tratante.

Mi enhorabuena también a Alicia Giménez de ACT por su coraje, libre de prejuicios, por hacernos entender que la violencia contra la mujer con fines de explotación sexual nos afecta a todas las mujeres y que debemos rechazar que cualquier mujer pueda ser vista como objeto de consumo. Gracias por llamar a la esclavitud de la prostitución por su nombre y acompañarlas en un periplo complejo. Por repetirnos que lo que ellas consiguen no es un camino individual, que lo hacen por solidaridad con otras ante el convencimiento de que lo que les ha pasado no tiene por quá repetirse en otras mujeres, que viven para que otras mujeres o niñas africanas no caigan en la Trata. Por creer en su ejemplo. Maravilloso trabajo, impagable.

Me llevo una día de profundas enseñanzas en materia de igualdad también en el foro Hiria organizado por este periódico y del que me quedo con frases valientes como la de Luis Corral de la asociación Eraikitz que admitía que el rol del hombre en esta sociedad “no ha cambiado” pese a los avances conseguidos. O el de Paula García del movimiento 8M que admitía que la violencia machista más allá de la física o sexual, también es psicológica, verbal, económica o institucional, menos conocidas, pero que comparten una misma raíz. La necesidad de crear espacios de “debate y diálogo entre todos los colectivos, de hombres y mujeres”, que propugnaba Patricia Adot, y cómo abordar la desigualdad desde diferentes perspectivas se debe ver como riqueza, según otras expertas.