Navarra se sumerge en su primer aluvión festivo después de Sanfermines. Los datos son tozudos, las delitos en esta materia aumentan en estas fechas, especialmente entre adolescentes y menores. Más allá de la ley y de la presencia policial –cada vez mejor formada– en los diferentes recintos festivos, los nuevos sistemas de alerta en los móviles o pulseras contra la sumisión química, están las campañas para prevenir como punto de partida: En Navarra... Disfruta, comparte y respeta.

Empujones, gritos, relaciones sexuales forzadas o no deseadas, menosprecios, humillaciones, insultos y amenazas, control del móvil… son también violencia. Dañan psicológica y emocionalmente. La violencia contra las mujeres tiene muchas más caras y formas que la agresión física, aseveran desde el INAI. Sin ir más lejos el balance de Sanfermines nos ha dejado 24 denuncias por agresión sexual, 18 de ellas por tocamientos, y 23 detenidos lo que demuestra que cada denuncia tiene una respuesta. 6 casos fueron agresiones sexuales de “alta intensidad” (con dos denuncias).

Y, al parecer, al menos una de ellas fue por violación. Especificar los casos más graves está siendo un tema controvertido pero lo que no se puede obviar es que existe una demanda ciudadana por conocer la cara más dura de la violencia sexual. Hay conceptos que a veces son utilizados de forma genérica generando con ello confusión. La nueva Ley del Solo Si es Si agrupa como agresión todos los ataques a la libertad sexual (también lo que antes era acoso) sin consentimiento. Y la Ley Orgánica 4/2023 diferencia el delito de agresión sexual con (de ahí lo de alta intensidad) o sin violencia o intimidación. La violación sería una agresión con acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o la introducción de miembros corporales u objetos. Ésa es la escalera.

Transcurridos ocho años desde la violación grupal de La Manada debe tener la misma repulsa social cualquier grado de violencia. El número de lesiones no determina el daño psicológico o incluso físico que ejerce un agresor. La violencia sexual siempre es y será de alta intensidad pero englobar en el mismo círculo un tocamiento con intimidación y una penetración nos provoca aún incertidumbre. Dicho ésto lo que no es de recibo es que UPN acuse a Asiron de no cumplir los protocolos para informar sobre el carácter y la gravedad de las agresiones tras años en los que ni se hablaba del tema, apenas había denuncias y ni siquiera se fomentaban. Demagogia barata.