Mucho se habla de refugios climáticos en las ciudades con mucho asfalto pero además de crear zonas verdes y sombreadas, reverdecer colegios y bonos para piscinas disponemos de muchos espacios públicos que cada vez son más polivalentes. Polideportivos, bibliotecas, centros de mayores, complejos culturales o museos. Pero también iglesias. Ya les han dado uso en ciudades como Zaragoza y Córdoba, con termómetros muy por encima de lo 40º, y ahora en Vitoria. En concreto, la iglesia San Pedro de Lamuza en Llodio ha abierto sus puertas para que todas las personas que lo deseen puedan refugiarse del calor hasta las diez de la noche.
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La iniciativa, fruto del entendimiento entre Ayuntamiento y parroquia, es una idea estupenda y fácilmente extrapolable. No hay arquitectura más bioclimática que la que se erigía hace cientos de años con muros de piedra convertidos en un aislamiento natural contra el frío y el calor. También en nuestros pueblos y ciudades no faltan templos de culto fresquitos, muchos incluso cerrados. Lugares de recogimiento y espiritualidad que también pueden convertirse en espacios de encuentro más allá de creencias o ideologías. Y es que las olas de calor dejan aislados a nuestros mayores en sus casas, en muchos casos, no preparadas para calores extremos.