Como cuando llegas corriendo a la villavesa y ves que el chófer mueve el autobús 20 centímetros, pero sigue parado porque el semáforo está en rojo y le llamas y no te abre porque ya NO está en la parada y la ley NO le obliga a abrirte la puerta. Pues una sensación así he tenido yo esta semana con la MCP por su gestión del bilingüismo, y eso que tienen una Ordenanza del Euskera propia desde 1998. Martes. Subo al autobús. 10 cartelitos informativos de una campaña sobre una enfermedad. 10 en castellano, 0 en euskera. Miro el móvil. Veo una convocatoria de trabajo de la Mancomunidad para cubrir un puesto de jefe/a de comunicación y sensibilización. No piden euskera. Lo cuentan como mérito al mismo nivel que el inglés: el C1 te da un máximo de 2 puntos sobre un total de 301.
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Algún iluminado dirá que claro, ese puesto no necesita euskera porque no está en contacto con el público. Se equivoca, porque entre las labores a cubrir figuran “Comunicar a la ciudadanía las características y condiciones de los servicios que se prestan a través de campañas u otros recursos de comunicación online y offline” y “Organizar y mantener relaciones fluidas y permanentes con los medios de comunicación social.”
Mientras un trabajador atiende a 40 personas al día en ventanilla, esta persona va a estar hablando con miles a la vez. Hoy en día la interacción directa y permanente con la ciudadanía se lleva a cabo, en gran medida, a través de los medios y las redes y la cuarta parte de la población a la que sirve esta entidad es potencialmente usuaria de medios en euskera. ¿Qué mejor oportunidad para fichar un 2X1 (una persona bilingüe)? No me explico cómo los alcaldes y alcaldesas han aceptado esto. ¿Les han metido un gol por la escuadra?