Es curioso que aún no hace un siglo desde que sabemos, gracias a Hubble, que el universo está en expansión, es decir, con las galaxias separándose unas de otras (fue, según admitió, el error más grave de Einstein, que se inventó una constante cosmológica para que sus ecuaciones reflejaran el universo estático en el que creía).
Y de eso nos acordamos con la Liga, que lejos de ser estática o de contraerse –y que haya más emoción– funciona como el universo: Madrid y Barça, cada vez más lejos; el Atlético, a la zaga; cuatro o cinco clubes pugnando por el resto de plazas europeas; la zona templada (en la que Osasuna lleva desde que volvió a Primera); y la zona de sufrimiento, con continuos cambios por los tres equipos que bajan cada año. A veces se alinean los astros y hay sorpresas, pero lo normal es lo contrario: ir al Bernabéu y que te metan cuatro. Pero, bueno, ahora toca el Villarreal, que es de una galaxia mucho más cercana.