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La crónica de la semana

Ibai Fernandez

Un debate previsible pero importante

No sería justo decir que en el Parlamento de Navarra no se ha hablado de los problemas reales. Se ha hecho, además, sin el tono agrio de otras veces. Y eso siempre será mejor que la bronca permanente que llega desde Madrid

Un debate previsible pero importante

El Parlamento de Navarra ha acogido esta semana el Debate sobre el estado de la Comunidad. Un pleno de política general en el que la presidenta ha hecho balance optimista de su gestión ante el apoyo y la crítica de los partidos. Una dinámica en cierto modo rutinaria y con un desenlace anunciado, lo que ha hecho que el interés haya decaído respecto a años anteriores.

De entrada, porque el Gobierno tiene una mayoría clara y consolidada. Son cinco años consecutivos del Gabinete de María Chivite, que tiene encarrilados ya los sextos presupuestos y la reforma fiscal. Los socios del Ejecutivo acostumbran a marcar cierta distancia en estos debates, pero al final acaban cerrando filas en torno a la mayoría progresista. Por su parte, los grupos de la oposición suelen exagerar algunos problemas en su intento de subrayar su crítica al Gobierno. Todo en cierto modo lógico en el marco de la dinámica política, pero también previsible.

De ahí quizá la conclusión generalizada de que lo que estos días ha ocurrido en el Parlamento era más o menos esperado. No ha habido sorpresas y podría decirse incluso que por momentos la discusión ha sido aburrida. Pero no por ello deja de ser importante. Más bien al contrario.

Se tiende a pensar que el debate político está alejado de la gente. La sociedad vive con sus propios problemas, ritmos y preocupaciones, y consume las noticias de una forma que se acerca más al entretenimiento que al interés por la información. La ciudadanía no sigue la actualidad política, y cuando lo hace está centrada en Madrid, que es donde miran los medios de difusión nacional y las redes sociales. Pero sería injusto decir que en el Parlamento no se ha hablado de los problemas que realmente afectan a Navarra.

Lo ha hecho la presidenta cuando apunta a la vivienda o a la sanidad como asuntos prioritarios que requieren medidas de apoyo al alquiler y reducción de listas de espera. Se le podrá criticar que su análisis sea más o menos complaciente, pero no que haya ignorado las principales preocupaciones ciudadanas. También lo ha hecho la oposición, seguramente magnificando algunas realidades, pero señalando la situación económica de Sakana, los nubarrones que planean sobre la transición al coche eléctrico o planteando una alternativa fiscal.

Lógicamente ha habido discusión, salidas de tono y muchos reproches por los pactos y las alianzas, propias y ajenas, que juegan un papel determinante en un Parlamento tan plural como el de Navarra. Eso también es política y eso también forma parte de la realidad social de la ciudadanía. El ambiente sin embargo ha sido menos agrio que otras ocasiones, y aunque eso le pueda restar atención, siempre será mejor que el espectáculo de bronca permanente que llega desde de Madrid.

Retos de futuro

Con todo, el debate de política general deja algunas conclusiones importantes. En la terna de prioridades, junto con la vivienda y la sanidad, Chivite ha incluido esta vez la necesidad de mejorar la atención a los colectivos inmigrantes. Asume el Gobierno que en Navarra hay problemas de integración que requieren una respuesta más eficaz. Que atiendan a una corriente de fondo creciente sin generar guetos, estigmatizaciones ni discursos xenófobos y racistas. Un reto muy importante que no conviene que subestimar.

De esta semana sale además un compromiso para revisar la fiscalidad de las rentas medias y bajas. Una reclamación que ha quedado aparcada con la última reforma fiscal y que se debe compaginar con una financiación suficiente que garantice la sostenibilidad de los servicios públicos. Pero que queda en el apartado de tareas pendientes para la segunda parte de la legislatura. Se va a hablar de impuestos en los próximos meses.

Y queda sobre todo una mayoría progresista consolidada. Con tres partidos de Gobierno y uno de apoyo parlamentario que si bien han votado diferente en algunas propuestas de resolución, han encontrado el equilibrio en cuanto a responsabilidades y protagonismos, ahora con el Ayuntamiento de Pamplona como elemento de compensación. Lo que augura una legislatura tranquila. Entre otras cosas porque la derecha sigue fragmentada y UPN continúa sin un liderazgo claro. La oposición seguirá haciendo oposición, pero carece por ahora de una alternativa de Gobierno realista.