Ante la oportunidad de dar soluciones a la crisis de la vivienda hay ayuntamientos que se duermen en los laureles. Es lo que ha ocurrido en Barañáin. El Ayuntamiento cedió una parcela al Gobierno para que éste levantara vivienda protegida y, una vez construidas 58, resulta que no pueden ser adjudicadas a sus inquilinos (apenas unos 16.000 en el censo de arrendamiento) porque falta el enganche del agua y la luz.

Tal despropósito tiene que ver con que el Consistorio no ha hecho su tarea pese a las continuos requerimientos del Gobierno desde 2020. Y ahí está el bloque de casitas –con vistas a la ripa de Cizur– como si de una isla se tratase rodeado de tierra por lo cuatro costados. Sin calles ni farolas, cableado o canalizaciones. Y quedan todavía muchos meses para ver las aceras transitables porque tan solo se ha licitado la redacción del proyecto cuando las casas se acabaron en octubre.

Por cierto que un 30% de las viviendas iban a ser arrendadas por personas empadronadas en el municipio, el cuarto en demanda de vivienda de alquiler (6.755 solicitantes). ¿Puede haber mayor prioridad para un pueblo pegado a Iruña con alquileres de más de mil euros al mes en el mercado libre? Eso por no hablar del centro de día, de los nuevos vestuarios y grada de Lagunak...