Me pilló en otros mundos más interesantes y divertidos la última patochada de Mayor Oreja, pero merece unas pocas letras creo. Es una patochada, sin duda, pero el mensaje oculta algo mucho más inquietante. Mayor Oreja, uno de los tipos más democráticamente innobles que ha dado el PP y eso que el listón está muy alto, pontifica que en su opinión “afortunadamente entre los científicos están ganando los que defienden la verdad de la creación frente al relato de la evolución”. No tiene un pase. La verdad de la creación es simplemente un absurdo reducido a la creación de un hombre de barro, supongo que a imagen y semejanza de Mayor Oreja, que pierde una costilla para crear a la mujer a su servicio.
Nadie mínimamente en sus cabales puede defender hoy esta estupidez. Los libros que conforman la Biblia recogen la parte de la creación y la vida de una zona geográfica de la Tierra de hace apenas 6.000 años cuando las evidencias científicas y antropológicas ya han demostrado con pruebas objetivas que los seres humanos habitaban este planeta desde miles de años antes. Como han demostrado que la Tierra, ni siquiera el Sol, es el centro de un Universo infinito. Pero le da igual, ya lo sabe. Esos textos de la Biblia suman un grupo de relatos en los que la guerra, el racismo, la violencia contra las mujeres y contra la propia familia, el supremacismo étnico, el poder, el machismo, la esclavitud, el miedo y la amenaza permanente conforman un corpus supuestamente religioso dirigido por un supuesto dios que tiene como imagen y discurso principales estar siempre de mala hostia.
La otra parte de la Biblia, el Nuevo Testamento que transmite el mensaje evangélico de Jesús al menos ofrece valores positivos de amor, solidaridad con los pobres, denuncia de la explotación y aboga por una comunidad humanista, aunque como bien demuestra el delirio político-religioso de Mayor Oreja se le ha hecho poco caso, o casi siempre ninguno, incluidas las propias iglesias cristianas que se consideran depositarias de su legado. De hecho, de la Biblia hay tantas interpretaciones sobre lo que dice, no dice o deja de decir como los cientos de sectas que se declaran seguidoras de sus mensajes con su propia interpretación. Por ello, el mensaje de Mayor Oreja es inquietante.
Porque sitúa la leyenda falsa de la supuesta creación bíblica como verdad y denuncia a la teoría de la evolución confirmada por la ciencia como relato. Cambia la verdad científica por la falsedad de una invención delirante, manipulando e invirtiendo el significado de las palabras, para lanzar un mensaje político muy peligroso. La involución a la ignorancia y la imbecilidad como modelo de educación para intoxicar y manipular a la sociedad hacia las edades oscuras que la ciencia fue dejando atrás con luz y avances en todos los ámbitos del desarrollo humano.
Y lo hace bajo la cobertura de un acto que reunió a lo más patético del movimiento global político y religioso de la Internacional de extrema derecha, que reúne a organizaciones y partidos políticos de todo el mundo contrarios a los derechos de la mujer, a la solidaridad y la justicia social, al reparto de la riqueza, a los derechos humanos, a la democracia y a las libertades civiles y políticas. Mayor Oreja nunca ha acertado en nada y se pasea tan pichi como si fuera el Oráculo de Delfos, pero el camino al que apunta acojona porque es el que avanza este tiempo en el mundo.