La inacción pública durante muchos años en el Estado y los errores en las políticas ejecutadas al respecto durante el mismo periodo de tiempo han abierto las puertas y las ventanas de par en par a la ley de la oferta y la demanda, leitmotiv del capitalismo más puro, que ha sido la única norma detrás del mercado inmobiliario durante el tiempo preciso para monetizar cada metro cuadrado mucho más allá de lo socialmente responsable.
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La ausencia de un parque permanente de vivienda pública de alquiler ha propiciado que el mercado libre haya disparado sus precios mes a mes ante una demanda desbordada y una oferta decreciente. Este punto ha llegado de la mano de otra realidad. En el Estado, la construcción de vivienda no acompaña, con cifras que se encuentran bastante lejanas de la tónica habitual a principios de siglo. Entonces se construían 600.000 viviendas al año en 2023. Este año que está a punto de concluir serán 90.000. Es decir, el mercado de compra-venta tampoco tiene la oferta suficiente para calmar las tensiones evidentes, que han contribuido a elevar los precios hasta acercarlos a los existentes en la crisis de finales de la primera década de este milenio, cuando explotó la burbuja y, con ella, parte del sistema financiero y de la economía.
Indica un conocido portal inmobiliario que el precio del metro cuadrado en la CAV supera por 35 euros los 3.000, y que en Navarra esa cifra se queda en 1.774 euros. En ambos casos, los registros marcan un alza anual de un 6,3% y de un 7,1%, respectivamente.En la Comunidad Foral, las cifras solo navegan un 5,1% por debajo de su tope.
En cualquier caso, y aunque pudiera parecer un contrasentido, en la actualidad, las condiciones han contribuido a que las operaciones de compra-venta se hayan elevado más de un 50% en un año en el Estado, el mayor registro mensual desde el crack de 2007, según desvela el INE. Y no todo obedece a la bajada del precio del dinero, que coloca a las hipotecas en rangos asequibles. La inexistencia de una oferta de alquiler y su carestía, ha llevado a quienes aspiran a una vivienda al mercado de compra-venta, al que por mor de los precios en alza, solo pueden acceder las rentas altas. La solución parece clara: una apuesta por un parque de vivienda pública en alquiler a precios moderados. Requerirá años, y se llega tarde. Pero es necesario para evitar aquello del “es el mercado, amigo”.