No era necesario conocer los datos de audiencia para saber que Broncano había barrido a la competencia en la retransmisión de las Campanadas. En la mañana del primer día del año eran minoría los que –contra la costumbre instaurada los últimos años– opinaban sobre el vestido de la Pedroche o que directamente ponían a caldo a la presentadora por que sí, porque en las redes sociales hay barra libre para destrozar a la gente, también en 2025. Esta vez el objetivo de los iracundos era Lalachus (la actriz y cómica Laura Yustres), pareja de Broncano en las uvas de RTVE. ¿Cuál fue su delito? Mostrar una estampa de la vaquilla del programa Gran Prix que luce en el pecho lo que parece un Sagrado Corazón, arraigado símbolo entre los católicos. La Cruzada desatada ha llegado hasta el debate político y no descarto que sugieran quemar en la hoguera a la muchacha a modo de escarmiento y aviso a navegantes. No se puede ser tan hipócrita de defender la libertad de expresión de Charlie Hebdo con las caricaturas de Mahoma y vestirse de yihadista cuando les tocan a la Santísima Trinidad. Desde el respeto a todas las creencias, me gustaría ver la misma actitud cuando en manifestaciones ultra ondean la rojigualda con un Sagrado Corazón como escudo, en una evocación del franquismo nacionalcatolicista, que al amparo de símbolos religiosos como ese llevó a cabo un genocidio. Igual es que algunas gentes lo echan de menos.