Si entendemos por gentrificación el proceso de desplazar a la población asentada en una zona urbana para alojar en su lugar a personas con más poder adquisitivo, ¿qué nombre debemos dar al intento de alejar a los turistas locales de sus destinos vacacionales habituales? Quien organice su verano con antelación ya se habrá percatado del abusivo incremento de los precios respecto al año anterior en zonas de alta demanda.
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Hay casos en los que la subida respecto a 2024 supera el 50%; un porcentaje que se dispara si tomamos como referencia el año anterior a la covid. Un ejemplo: en un establecimiento de Menorca ya piden más de 4.000 euros por once días ¡y no es un resort de la Costa Azul! De todas formas, esto se veía venir desde que un gerifalte del gremio justificó el encarecimiento de los precios con el argumento de que ha crecido la demanda y hay turistas que pagan sin rechistar lo que les piden.
Esos clientes con más solvencia económica son en su mayoría extranjeros, como cabe deducir de los datos publicados el viernes y que vinculan el espectacular incremento de visitantes a España al flujo exterior. Así que hay que hacer sitio al propietario de Visa Oro y alejar al de sombrilla y silla playera. Una pena. Pero siempre nos quedará Punta Cana..., más asequible que los destinos locales.