El presidente de la Generalitat Valenciana Carlos Mazón sentencia ahora, cuatro meses después de la Dana que provocó la muerte de 227 personas, que aterrizó en el órgano de coordinación de la emergencia a las 20.28 horas. Niega cambio de versión y lo achaca todo a “mentiras” y una “criminalización” hacia su persona. Declara que apareció 17 minutos después de que se lanzara la alerta masiva a los móviles el día de la tragedia: el 29 de octubre de 2024. El Jefe del Consell asegura haber recibido la alerta cuando estaba de camino en coche. La Generalitat da la misma versión.

Al parecer a Mazón no le da vergüenza faltar a la verdad sobre lo que realmente ocurrió. Mintió ante los micrófonos impasible, casi retador, prefiriendo pasar a la historia trágica de este país como un embustero antes que como un presidiario, lo que a juicio de muchas personas, merecería realmente si la justicia y la vida fueran justas. Vergüenza de persona, vergüenza de político y vergüenza de partido. Desde el día 5 de diciembre cuando la juez investiga a la persona que ordenó enviar las alertas la maquinaria defensiva que rodea al presidente no para de dar vueltas. En una de sus primeras versiones afirmó que aterrizó allí pasadas las 19.00 horas. La mayoría de las muertes se produjeron antes de que fuera enviada la alerta, muchos de ellos ancianos con escasa movilidad. La jueza no tiene ningún tipo de duda en asegurar que la responsabilidad en la gestión de esta emergencia era autonómica. Pero al parecer hay un matiz. Y es la razón por la que se envió tan tarde el mensaje. Si fue porque Mazón estaba ilocalizable y tenía que dar el visto bueno, y por lo tanto sería su responsabilidad. O determinar si la delegada de Gobierno, Salomé Pradas podía haberlo hecho por su cuenta sin tener que esperar al visto bueno de Mazón.

El tema es serio porque la acusación es por una actuación negligente y homicidios por imprudencia grave. Y el Código Penal establece penas de prisión que van desde uno hasta cuatro años, si bien se podrían incrementar en el supuesto de agravantes o atenuantes. Cuando llegó la alerta el barranco se había desbordado, decenas de municipios estaban inundados y el 112 en colapso. Ya no son tres, como decía ayer el ministro Oscar Puente en su red social, sino cinco las horas en las que Mazón “estuvo en paradero desconocido”. Penalmente no sabemos qué recorrido tendrá pero políticamente parece claro su destino. De nuevo, con el lema “Mazón dimisión”, diferentes asociaciones cívicas, sociales y sindicatos han convocado una protesta contra la gestión del presidente de la Generalitat Valenciana al frente de la DANA. Y lo de menos es que se enfrenta a las Fallas y exponerse al escarnio público. Lo peor es cargar en tu conciencia toda la vida no haber estado a la altura de las circunstancias. ¡Terrible!