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Vaya bolongo

Ana Belasko

Accesibilidad

AccesibilidadPatxi Cascante

Han pasado más de cinco años desde que el Casco Viejo de Pamplona solicitara a Osasunbidea abrir un acceso al centro de salud del barrio desde la calle Calderería. Para llegar a esta consulta médica, la gran mayoría de vecinos –entre ellos, muchos de avanzada edad, movilidad reducida…– se ve obligada a subir la Curia, unas empinadas escaleras o dar un buen rodeo. Son y serán miles las peticiones que la ciudadanía hace a sus administraciones en favor de conquistas que mejoren sus vidas.

Independientemente de que dichas demandas parezcan a primera vista poco practicables o costosas, el personal está en su derecho a reclamar aquello que estime y tenemos aquí un caso de libro. Se trata de hacer posible que, quien lo necesite, entre por la puerta de la que el centro de salud dispone en la calle más accesible y, desde ahí, tome el ascensor hasta el interior del servicio sanitario.

Un lustro después, tras 745 instancias pidiendo este segundo acceso, decenas de concentraciones, ruedas de prensa, reuniones con responsables de Salud, sesiones parlamentarias e, incluso, después de que el Defensor del Pueblo sugiriese a Gobierno y Ayuntamiento que busquen una solución y habiliten la citada entrada; todo sigue igual. Los vecinos hablan de cerrazón y no parecen estar muy desacertados.