Entre el negro y el gris siempre hay escalas. Y en vivienda, más. Los que piden una VPO no son unos abusadores que viven de las ayudas, ni todos ocupan las márgenes de la sociedad y se hacinan en pisos con otros como ellos para, además, dar guerra a su vecindario.

La crisis de la vivienda levanta muchas suspicacias pero, a su vez, también está exigiendo poner orden, modificar algunos requisitos de acceso y regular el mercado. Porque la demanda es brutal. Todos los que tienen varios pisos en su propiedad (con 5 viviendas o más se llaman grandes tenedores) tampoco son expropiables, faltos de ética ni demonios. Pero sí parece justo que en las nuevas zona tensionadas como Pamplona y Comarca no puedan poner el precio de los nuevos contratos a su antojo y se ajusten a los topes que marque el Gobierno foral.

Establecer cupos para jóvenes y mayores empadronados en el municipio donde residen parece razonable si queremos ofrecer nuevas oportunidades a quienes llevaban años quedándose fuera. Y que alguien empadronado en Berrioplano prefiera esperar -porque las VPO son ahora -digamos- un chollo sobre todo en compraventa- a ver si le toca en Erripagaña, pues no parece que esté bien. Pero dicho esto, también creo hay un problema serio, pero de calado más social, con muchas personas inmigrantes que no encuentran alojamiento y a los que seguramente habrá que buscar otras fórmulas para vivir dignamente.