En el reparto de funciones de la Santísima Trinidad, al Espíritu Santo le corresponde la elección de papa. Una tarea siempre delicada porque marcará el futuro de la Iglesia y a la que no es ajena el juego de poderes o la geopolítica. Esa apelación a la figura de la paloma como responsable de la fumata blanca es el latiguillo que usan los 133 cardenales cuando se les pregunta por sus favoritos para suceder a Francisco; los purpurados guardan las formas en público pero off the record van deslizando nombres que conforman una lista casi tan larga como la de candidatos a diputado en Cortes. Para restar credibilidad a esa rumorología otro de los mantras repetidos estos días es que “quien entra papa (al cónclave) sale cardenal”. Aquí hay negocio para las casas de apuestas y algunas como William Hill, Bet365, Paddy Power o Sportium, repiten dos nombres: el actual secretario de Estado del Vaticano Pietro Parolin (Italia, 70 años) y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle de 67 años. Desconozco cuánto se paga por el navarro Bustillo Rípodas, pero será un porcentaje similar a que Osasuna gane la Liga. Como apostar en esta esquina sale gratis, yo tengo dos perfiles: un papa africano, por la expansión de la Iglesia, o un europeo, como punto de modulación de un mundo polarizado a oriente y occidente. Ahí lo dejo, por si le sirve de ayuda al Espíritu Santo.