Vivienda vacía o vivienda deshabitada. Parece lo mismo pero no lo es. A partir de la tercera (la segunda pasa como recreo aunque no lo sea) está fichada por decirlo de alguna manera como deshabitada. Evidentemente no se puede obligar a todos los propietarios a sacarlas al mercado pero el Gobierno foral ha empezado (la ley foral es de 2022) por los grandes, por entidades financieras y sociedades inmobiliarias o fondos (entidades jurídicas) a los que anima para que las coloquen en la Bolsa de Alquiler de Nasuvinsa o las muevan antes de abordar otro tipo de medidas como sanciones (de 30.000 a 300.000 euros y con la posibilidad de ser expropiadas).

En el caso de particulares, se deja en manos de los ayuntamientos gravar más la contribución a modo de presión. Vivienda ultima además una aplicación informática para cruzar otros datos como los de consumos de agua, electricidad y gas para tener mejor actualizado-controlado este registro en todos los casos. En realidad hay muchas más viviendas sin uso que las que oficialmente se declaran en el registro de viviendas deshabitadas (datos de Catastro y de Hacienda). Si en Navarra hay 33.000 viviendas flotantes donde no se reside habitualmente (16.000 en Pamplona), en torno a 1.300 ya se consideran como deshabitadas, osea sin uso oficial, y en los últimos años se han logrado ocupar unas 500 lo que no está nada mal. Pero todavía hay mucha vivienda retenida. Da igual que sea 2ª o 3ª. En definitiva, hay viviendas para vivir, viviendas para disfrutar, viviendas para tener, y las que se pueden alquilar –y con ventajas– para gente sin vivienda. Y elegir con conciencia.