Sorprende que hayan pasado 30 años desde la última visita de un president de la Generalitat al Palacio foral. Y quizás por ello la expectación ante el evento organizado por DIARIO DE NOTICIAS y Prensa Ibérica. Navarra y Catalunya, dos comunidades potentes que aspiran a fortalecer su espacio dentro del Estado y en Europa. Me quedo con tres ideas.

En primer lugar, que la pluralidad no debilita, tal y como recalcó Salvador Illa, que la diversidad fortalece, también la defensa del euskera y el catalán como patrimonio de todos.

En segundo lugar, su modelo de “prosperidad compartida”. Una sociedad desigual no es económicamente competitiva. Illa hizo mención el acceso a la vivienda y al control de precios en las zonas de mercado tensionado.

Y, en tercer lugar, que Catalunya y Navarra necesitan fortalecer su músculo industrial a través de la movilidad eléctrica, que “no tiene marcha atrás”. De ahí, que haya que garantizar la viabilidad de las plantas de producción del grupo Volkswagen (ayer presentes en el acto) en Catalunya y la Comunidad Foral y apostar por una colaboración público-privada. Sin vivienda digna, no tendremos capacidad de gasto y, si no tenemos ahorro, no podremos comprar un coche eléctrico.

Si los gobiernos no apuestan por el transporte público sostenible y las ciudades no se preparan con infraestructuras para ello no habrá referentes para seguir. Si no hay vehículos competitivos tampoco podremos generar o mantener empleo. Y sin capacidad de acuerdo y diálogo político no habrá tampoco un marco de estabilidad para quienes invierten. Todo va de la mano.