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Mesa de Redacción

Ana Ibarra Lazkoz

Cadena de favores

Cadena de favores

Cadenas de favores. Es la manera como funciona una trama de corrupción. De todas las informaciones que se han ido conociendo a través de informes policiales y judiciales se deduce fácilmente que debe haber más personas involucradas en el célebre triángulo tóxico. Y sin mucho misterio salvo el de la presunción de inocencia. Entre ellos se apoyan porque todos tienen algo que deber a alguien.

Empresarios que presuntamente consiguen obras millonarias de las administraciones a cambio de mordidas, por cierto las mismas grandes corporaciones que estaban en otras tramas como la Gürtel. Viajes, trajes, comidas de copete, alquileres o reformas de pisos –añadan lo que quieran para llevar un tren de vida alto– que nadie sabe muy bien cómo se han pagado. Cargos públicos que se reciclan en trabajos-chollo que logran por enchufes. Empresas o sociedades públicas que sirven de agencia de colocación. Cargos de libre designación en la administración a los que se nombra bendecidos porque después los necesitas. Todos y todas serviles.

Quedan los colaboradores que una intuye que también cobrarán en metálico aunque sea por discreción: esos clubs de alterne, restaurantes o cantinas VIP para gente selecta... Bares qué lugares –como dice la canción– tan gratos para conversar con amigos y cerrar negocios. Amigos entre comillas de esos que luego te apuñalan si pueden con tal de defenderse. Y modelos que tratan de esconder material sensible de un ex político investigado durante un registro. Amigas también entre comillas.