A Tele 5 los programas de verano le están durando media temporada y para finales de julio ya se han terminado sus grandes apuestas, que tampoco eran tantas, y toca rellenar con programas viejos pero sin emitir que tenían olvidados en un cajón tras las malas audiencias conseguidas el verano pasado con ¡Allá tú! y El rival más débil, sin darse cuenta de que así son ellos, otro año más, los rivales más débiles.
Uno de esas apuestas que no ha llegado a agosto es el tan anunciado Todos por ti, otro programa que parece sacado de la tele noventera más rancia donde hemos visto a Carlos Sobera como becario de verano del genio de la lámpara mágica de Aladino, sin lámpara pero con un foco cegador.
Aquí una persona anónima que le falta un escalón para ser santificado de lo buenísimo que es con su prójimo pese a que le han venido mal dadas por alguna enfermedad, accidente o similar es invitado a un programa de la tele que no existe y cuando le meten con un callejón, como si le fueran a dar una paliza, resulta que no, que un foco ilumina a Sobera con posición de genio pero si lámpara (o de Tutankamón, según el día), que le cuenta que en realidad ha sido engañado, que tiene ahí a 15 miembros de su familia y mejores amigos, colocados como si fueran concursantes de ¡Allá tú! pero sin cajas, aunque con las mismas indicaciones de dar la nota para animar el cotarro.
A cambio de que el homenajeado/engañado exhiba un poco el dolor pasado, al gusto de la audiencia de hace 30 años, va a participar con ellos en un concurso de cultura general donde le van a dar dinero bajo esa mecánica tan del pasado pero tan efectiva entonces: responder preguntas mezcladas con dolorosas anécdotas personales y muchos abrazos y lágrimas, y que no falten los aplausos del público.
Todos por ti es un ejemplo de tele de cultura religiosa que si 13TV tuviera presupuesto metería en su parrilla y que viene a significar que los concursantes no deben ser elegidos por un sorteo ni por su simpatía, sino por el nivel de sus desgracias porque todo dolor tiene su compensación y a falta de Dios o el genio de Aladino tenemos a Sobera, que lo mismo te monta una cita a ciegas, que mete caña a los famosos de Supervivientes que te da un billete por cada cicatriz que te ha puesto la vida, todo en el mismo mes.
La cosa, como era de esperar, no ha funcionado en este mundo de redes sociales que nos ha acostumbrado a que los influencers exhiban una supuesta vida de lujo, felicidad y fantasía, que todos queremos emular, y la gente esconda su dolor y tristeza en círculos tan reducidos que a veces llegan a ser unipersonales. Hemos pasado de la tele noventera que exponía desgracias ante audiencias millonarias a que nos provoque incomodidad ver la mezcla de dolor, juego y dinero. Y Tele 5 ni se lo ha visto venir.